Financial Times dice que la propiedad en Sloane Avenue se venderá por “cerca de 200 millones de libras” a un grupo de capital privado.
Redacción (10/11/2021 11:41, Gaudium Press) El descalabro financiero, con la propiedad en Sloane Avenue en Londres, está ahí clamorosamente a la vista: Esa propiedad, adquirida con dineros de la Iglesia tuvo un costo de alrededor de 350 millones de libras esterlinas, y ahora estaría a punto de ser vendida por “cerca de 200 millones de libras” al grupo de capital privado Bain Capital, según el Financial Times, es decir, una pérdida de más de 100 millones de libras, alrededor de 117 millones de euros.
Y como hay que agregarle más dramatismo al descalabro, pues los diarios están recalcando que el dinero empleado era, sí, el dinero de las viudas como la del evangelio, de las viudas que depositan sus únicas o pocas monedas en las limosnas de las iglesias, el dinero de los pobres que en el mundo entero colaboran con el Pontífice cuando se recoge el Óbolo de San Pedro para la caridad del Papa.
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También se está resaltando que el mercado inmobiliario de Londres es de esos en que los inversionistas hábiles pueden hacer maravillas: ¿entonces por qué los inversionistas de la Iglesia pierden esa gigantesca suma de dinero? Simplemente porque se pagó muy por encima del valor real, y que en ese buen mercado inmobiliario, el edificio realmente costaba al menos 100 millones de libras menos.
Y ahora eso acrecienta el interés por el juicio al Cardenal Becciu y otros funcionarios de la Secretaría de Estado, así como a financieros externos, un proceso que ya ha dado muchas vueltas, como que por ejemplo volvió a ser instruido para conjurar fallas procesales. O como que el tribunal ordenó a los fiscales dar a la defensa de los acusados todas las actas y videos de las acusaciones, pero que estas no fueron entregadas en su totalidad. O como que el principal acusador, Mons. Perlasca, haya sido por más de 10 años jefe de la sección administrativa que se ocupaba de las inversiones, y que haya pasado de acusado a acusador.
Pero es claro que el mundo católico quiere punición para los responsables, sea de negligencia o sea delictuales. Y todo lo que a la opinión parezca que entorpece el juicio, será una causa más del detrimento del prestigio financiero de la Iglesia.
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