Río de Janeiro (Martes, 18-12-2018, Gaudium Press) En la mañana del día 08 de diciembre, Solemnidad de la Inmaculada Concepción, el Arzobispo de Río de Janeiro, Cardenal Orani João Tempesta, presidió la ordenación de 11 nuevos sacerdotes en la Catedral de San Sebastián.
En su homilía, el purpurado destacó la necesidad de que haya una vocación por parroquia. «Esos son momentos que nos animan en la respuesta al Señor, dentro de la variedad de carismas y dones. La Arquidiócesis deseó vivir ese año vocacional, con la propuesta de que haya en cada comunidad por lo menos un vocacionado. Hoy también es una oportunidad para rezar por las vocaciones, así como apoyar los seminarios, pidiendo al Señor de la Mies para que envíe más obreros, los cuales llevarán adelante la misión, en el presente y en el futuro».
En medio de la alegría con los nuevos sacerdotes, el Arzobispo manifestó su preocupación con las vocaciones. «Nuestra gran ciudad necesita de todavía más vocaciones para hacer justicia a las necesidades existentes, así como en la misión, a la cual todos nosotros somos llamados a hacer parte, tanto en el interior de nuestro país, como en otros países».
Mons. Orani también acentuó el llamado de cada sacerdote, en medio a las diferentes historias de vida. «Tenemos la gracia de ver esos hombres que fueron llamados en medio del pueblo de Dios para ahora, con el grado del presbiterado, estar al servicio de la santificación, en la predicación, en los sacramentos, llevando al pueblo a experimentar la alegría de ver el mal ser vencido. Cada uno tiene una historia, experiencia y caminos diferentes, pero todos, en la búsqueda de responder al llamado de Dios, aquí llegaron. Fueron escogidos y preparados para servir, así como Dios preparó a María para recibir al Salvador», concluyó.
Hablan el obispo animador de vocaciones y el rector del seminario
Ya Mons. Roque Costa Souza, Obispo animador de las vocaciones, afirmó que el Seminario y la Arquidiócesis están en fiesta, y que «fue una gracia haber acompañado a esos jóvenes, hoy sacerdotes, todavía en el inicio, agradeciendo por el ‘sí’ de cada uno. Agradezco también a los familiares que los ceden en ese período para que ellos sean formados en el ‘útero’, que es el seminario. Es el propio Dios quien los forma y quien, a través de su espíritu, configura a cada uno en Jesús, como discípulo y misionero».
Según el rector del Seminario Arquidiocesano de San José, Canónigo Leandro Câmara, la ordenación es uno de los días más gratificantes para los formadores. «El sentimiento es de profunda gratitud a Dios por los frutos de la dedicación y de la misión de formar. El día más feliz y gratificante en la vida de un formador es la ordenación de los que él procuró dedicar la vida y se consumió para formar. Los seminaristas y el discernimiento vocacional que hacen son la razón de nuestra misión», enfatizó. (EPC)
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