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Ciudad del Vaticano (Martes, 18-12-2018, Gaudium Press) «La política, si se lleva a cabo en el respeto fundamental de la vida, la libertad y la dignidad de las personas, puede convertirse verdaderamente en una forma eminente de la caridad», escribió el Papa en su mensaje para la 52ª Jornada Mundial de la Paz, a ser celebrada el próximo 1° de enero, bajo el lema «La buena política está al servicio de la paz».
Francisco cita a Benedicto XVI, quien afirmaba que «todo cristiano está llamado a esta caridad, según su vocación y sus posibilidades de incidir en la polis», además de decir que «el compromiso por el bien común, cuando está inspirado por la caridad, tiene una valencia superior al compromiso meramente secular y político».
Francisco indica «un programa con el que pueden estar de acuerdo todos los políticos, de cualquier procedencia cultural o religiosa que deseen trabajar juntos por el bien de la familia humana, practicando aquellas virtudes humanas que son la base de una buena acción política: la justicia, la equidad, el respeto mutuo, la sinceridad, la honestidad, la fidelidad».
El Pontífice también recuerda las ‘Bienaventuranzas del político’, una serie de máximas elaboradas por el fallecido Cardenal François-Xavier Van Thuan:
Bienaventurado el político que tiene una alta consideración y una profunda conciencia de su papel.
Bienaventurado el político cuya persona refleja credibilidad.
Bienaventurado el político que trabaja por el bien común y no por su propio interés.
Bienaventurado el político que permanece fielmente coherente.
Bienaventurado el político que realiza la unidad.
Bienaventurado el político que está comprometido en llevar a cabo un cambio radical.
Bienaventurado el político que sabe escuchar.
Bienaventurado el político que no tiene miedo.
El Papa no dejó de apuntar también ciertos vicios, bastante encontrados en el medio político:
«Estos vicios, que socavan el ideal de una democracia auténtica, son la vergüenza de la vida pública y ponen en peligro la paz social: la corrupción – en sus múltiples formas de apropiación indebida de bienes públicos o de aprovechamiento de las personas – la negación del derecho, el incumplimiento de las normas comunitarias, el enriquecimiento ilegal, la justificación del poder mediante la fuerza o con el pretexto arbitrario de la ‘razón de Estado’, la tendencia a perpetuarse en el poder, la xenofobia y el racismo, el rechazo al cuidado de la Tierra, la explotación ilimitada de los recursos naturales por un beneficio inmediato, el desprecio de los que se han visto obligados a ir al exilio».
Con información de Aica
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