México – Ciudad de México (Viernes, 21-12-2018, Gaudium Press) El Centro Católico Multimedia (CCM) divulgó recientemente un informe de 18 páginas en el cual analiza la creciente violencia contra sacerdotes en México entre los años 2012 a 2018.
El documento presenta 26 casos de sacerdotes asesinados en el país en el último sexenio y de dos sacerdotes que continúan desaparecidos. Además de cinco tentativas de secuestro contra sacerdotes y la explosión que ocurrió en frente a la sede de la Conferencia Episcopal Mexicana en la Ciudad de México, en la madrugada del día 25 de julio de 2017. La mayor parte de esos casos permanece sin aclaraciones legales.
En declaraciones al Grupo ACI, el Padre Omar Sotelo, director del CCM, enfatizó que «México hace 10 años es uno de los países más peligrosos para ejercer el sacerdocio». Y prosiguió, «este año, en América Latina, fueron asesinados, si no me equivoco, 14 sacerdotes. Siete de esos, en México».
A lo largo de los 10 años que el CCM prepara y publica sus informes, los casos de violencia han aumentado gradualmente. Inicialmente ese documento era simple, «pero comenzamos a ver que la situación de criminalidad, los ataques o asedios contra los ministros de la Iglesia estaban aumentando, por eso queríamos hacer las investigaciones más exhaustivas», explicó.
Según el Padre Sotelo, a pesar de que la situación de violencia es generalizada en el país, con más de 24 mil homicidios solamente en 2018, «el ataque a los ministros religiosos es mucho más peligroso», pues, aunque «no podamos hablar de una persecución religiosa como tal, es un asedio directo porque el sacerdote es un estabilizador social».
«Cuando en las comunidades atentan, atacan, asedian, secuestran, asesinan y difaman a un ministro de culto, no solo asesinan una persona, atentan contra una institución, la cual estabiliza una comunidad, que da seguridad, que presta servicios no solo espirituales, sino de salud, de derechos humanos, educativos, formativos, etc.», advirtió.
Cuando un sacerdote es asesinado o está desaparecido, la comunidad y la institución son desestabilizadas, las poblaciones quedan a merced de «una situación de terror, una cultura de terror, de silencio, de corrupción. Es así que funciona el crimen organizado», resaltó.
Los asesinatos de los sacerdotes en México «no son consecuencia de la violencia organizada. La violencia organizada es precisamente la consecuencia del desaparecimiento, de la desestabilización de la sociedad, donde autoridades morales, como sacerdotes o líderes de opinión, como periodistas, se desplazaron, dejando el camino para que crezca el crimen organizado», alertó.
El Padre Sotelo también subrayó la importancia de que se «divulgue que este fenómeno no es algo pasajero, consecuencia de la simple violencia doméstica», ni se trata de «crímenes de poco impacto». Es necesario, «ver lo que está sucediendo en su verdadera dimensión».
Concluyendo, recordó que los fieles también tienen un papel fundamental para enfrentar la violencia contra los sacerdotes, pues la vida de la parroquia no es apenas los domingos, sino «siempre y en todo momento. Debemos tornar estas situaciones visibles. Divulgar, denunciar y también acompañar la vida de la parroquia». (EPC)
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