Ciudad del Vaticano (Jueves, 27-12-2018, Gaudium Press) A la medianoche del lunes, 24 de diciembre, el Papa Francisco dio inicio, en la Basílica de San Pedro, en el Vaticano, a la tradicional Misa del Gallo.
El tradicional canto griego «Kalenda» que es el anuncio litúrgico de la Navidad del Señor precedió la Santa Misa.
Francisco mostró la imagen del Niño Jesús a los fieles, las campanas de la Basílica entonces fueron oídas y las luces fueron encendidas.
El camino de María y José hasta Belén
La homilía del Papa fue una invitación a descubrir el misterio de la Navidad. Francisco invitó a todos a recorrer, con María y José, el camino hasta Belén, donde «el Señor marca encuentro con la humanidad» para ofrecer el alimento que da vida, porque aquellos del mundo «no sacian el corazón». Por eso el Pontífice recordó que la palabra «Belén» significa «casa del Pan».
Dios es Aquel que da la Vida
«El hombre se tornó ávido y voraz. Para muchos, el sentido de la vida parece ser poseer, estar lleno de cosas», dijo el Papa. No obstante, «Belén es el punto de virada en el curso de la historia». Ahí Dios, «nace en un pesebre; como si quisiese decirnos: Estoy aquí a vuestra disposición, como vuestro alimento», dijo el Papa que afirmó además que, entonces, Dios ofrece de comer a los hombres:
«no da una cosa, sino que se da a sí mismo. En Belén, descubrimos que Dios no es alguien que agarra la vida, sino Aquel que da la vida».
«Delante del pesebre, comprendemos que no son los bienes que alimentan la vida, sino el amor; no la voracidad, sino la caridad; no la abundancia ostentada, sino la simplicidad que debemos preservar.»
Como los pastores, vamos a Belén
Los pastores tienen esa característica de no estar parados, sino de ir y arriesgar por Dios, «contar la belleza son gestos de amor», dice el Papa.
«‘Vamos a Belén…’ (Lc 2, 15): así dijeron e hicieron los pastores. También nosotros, Señor, queremos ir a Belén. El camino, todavía hoy, es difícil: es preciso superar las cumbres del egoísmo, evitar resbalar en los precipicios de la mundanidad y el consumismo.
Quiero llegar a Belén, Señor, porque es allá que me esperas. Y darme cuenta de que Tú, colocado en un pesebre, eres el pan de mi vida. Preciso de la tierna fragancia de tu amor, a fin de tornarme, a mi vez, pan repartido para el mundo. Tómame sobre tus hombros, buen Pastor: amado por Ti, conseguiré también yo, amar, tomando por la mano a los hermanos.»
Niño Jesús en el Pesebre
Después de la Santa Misa, el Papa Francisco condujo la imagen del Niño Jesús hasta el Pesebre. (JSG)
(De la Redacción Gaudium Press, con informaciones Vatican News)
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