Ciudad del Vaticano (Viernes, 28-12-2018, Gaudium Press) Hoy, cuando la Iglesia conmemora a los Santos Inocentes, martirizados en la persecución de Herodes, el Papa expresó en su cuenta de Twitter:
«Acojamos en el Niño Jesús el amor de Dios y esforcémonos para hacer que nuestro mundo sea más humano, más digno de los niños de hoy y de mañana.»
Ya en el día de San Esteban, mártir como lo fueron estos santos infantes, el Pontífice había dicho por el mismo medio: «La Iglesia crece con la sangre de los mártires, hombres y mujeres que dan su vida por Jesús. Hoy hay muchos, pero no son noticia.»
En su mensaje Urbi et Orbi del año pasado, Francisco hacía un barrido por los cuatro rincones del planeta, y se condolía particularmente con los sufrimientos de los niños:
Vemos a Jesús en los niños de Oriente Medio, que siguen sufriendo por el aumento de las tensiones entre israelíes y palestinos. (…) Vemos a Jesús en los rostros de los niños sirios, marcados aún por la guerra que ha ensangrentado ese país en estos años. (…) Vemos a Jesús en los niños de Irak, que todavía sigue herido y dividido por las hostilidades que lo han golpeado en los últimos quince años, y en los niños de Yemen, donde existe un conflicto en gran parte olvidado, con graves consecuencias humanitarias para la población que padece el hambre y la propagación de enfermedades.
Vemos a Jesús en los niños de África, especialmente en los que sufren en Sudán del Sur, en Somalia, en Burundi, en la República Democrática del Congo, en la República Centroafricana y en Nigeria. Vemos a Jesús en todos los niños de aquellas zonas del mundo donde la paz y la seguridad se ven amenazadas por el peligro de las tensiones y de los nuevos conflictos.
El Pontífice continuaba su Mensaje recordando los diversos sufrimientos de los niños en todo el mundo, invocaba el auxilio divino sobre ellos, y pedía que con relación a estos sufrimientos «nuestros corazones no estén cerrados como las casas de Belén».
También ahí en este Mensaje de 2017, el Papa invocaba del cielo la ayuda para hacer de este mundo uno de dignidad para los niños:
También a nosotros se nos ha dado una señal de Navidad: «Un niño envuelto en pañales…» (Lc 2,12). Como la Virgen María y san José, y los pastores de Belén, acojamos en el Niño Jesús el amor de Dios hecho hombre por nosotros, y esforcémonos, con su gracia, para hacer que nuestro mundo sea más humano, más digno de los niños de hoy y de mañana.
Con información de Vatican News
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