Ciudad del Vaticano (Miércoles, 02-01-2019, Gaudium Press) – En la fría mañana de hoy, Sala Pablo VI, en el Vaticano, fue realizada la primera Audiencia General de los Miércoles con la presencia de más de siete mil fieles y peregrinos.
En su catequesis el Papa Francisco dio continuidad a la presentación de reflexiones sobre el Padre Nuestro que fue iniciado el pasado 5 de diciembre.
Esta vez, Francisco se inspiró en el pasaje de Mateo 6, 5-6.
El Padre Nuestro en el Evangelio de San Mateo
Para el Papa Francisco, el trecho del Evangelio de Mateo sitúa el texto del «Padre Nuestro» en un punto estratégico, en el centro del Sermón de la Montaña (Mt 6, 9-13).
El Papa muestra que en la «larga enseñanza» que fue denominada «Sermón de la Montaña», Jesús condensa aspectos fundamentales de su mensaje:
«Jesús corona de felicidad una serie de categorías de personas que en su tiempo – ¡pero también en el nuestro! – no eran muy consideradas. Bienaventurados los pobres, los mansos, los misericordiosos, los humildes de corazón.» «Todas las personas capaces de amar, los pacíficos que hasta entonces quedaron al margen de la historia, son (…) constructores del Reino de Dios».
En el Sermón de Jesús es como si Él estuviese diciendo: ‘¡Adelante, ustedes que traen en el corazón el misterio de un Dios que reveló su omnipotencia en el amor y el perdón!’ «, dijo Francisco.
Según el Papa, aquí nace la novedad del Evangelio:
«La ley no debe ser abolida, pero precisa de una nueva interpretación, que la lleve de regreso a su significado original. Si una persona tiene un buen corazón, predispuesto a amar, entonces comprende que cada palabra de Dios debe ser encarnada hasta sus últimas consecuencias. El amor no tiene límites: se puede amar al propio cónyuge, al propio amigo y hasta incluso el propio enemigo con una perspectiva completamente nueva».
El Secreto del Sermón de la Montaña
Francisco afirma que este es «el gran secreto que está en la base de todo el Sermón de la Montaña: sean hijos de vuestro Padre que está en los cielos».
El Pontífice destaca que, en un primer momento, estos capítulos del Evangelio de Mateo pueden parecer un discurso apenas moral. Pero él va más allá pues «descubrimos que ellos son sobre todo un discurso teológico:
«El cristiano es simplemente el hombre que para delante de la nueva Zarza Ardiente, de la revelación de un Dios que no trae el enigma de un nombre impronunciable, pero que pide a sus hijos que lo invoquen con el nombre de ‘Padre’, para dejarse renovar por su poder y de reflejar un rayo de su bondad por este mundo tan sediento de bien, tan a la espera de buenas noticias».
Formas de rezar
El Papa afirma que Jesús introduce la enseñanza de la oración del «Padre Nuestro» diferenciando dos grupos de su tiempo, comenzando por los hipócritas, que rezan en las plazas y sinagogas para ser vistos. «Hay personas, dijo, que son capaces de tejer oraciones ateas, sin Dios: hacen eso para ser admiradas por los hombres».
La oración cristiana, al contrario, no tiene otro testimonio creíble sino la propia consciencia, donde se entrelaza intensamente un diálogo continuo con el Padre Celeste.
Oración de paganos
Francisco subraya que Jesús «toma distancia de las oraciones de los paganos» – que creían ser oídos por la fuerza de las palabras. Rezar se hace desde adentro, señaló el Papa.
Oración silenciosa
El Padre Nuestro «podría ser también una oración silenciosa: basta en el fondo colocarse bajo la mirada de Dios, recordar su amor de Padre, y esto es suficiente para ser oídos», dijo Francisco. (JSG)
(De la Redacción de Gaudium Press, con informaciones de Vatican News)
Deje su Comentario