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Episcopado brasileño destaca preservación y conservación de los bienes de la Iglesia

Redacción (Miércoles, 02-01-2019, Gaudium Press) La preservación y conservación de bienes artísticos, históricos y culturales de la Iglesia en Brasil ya viene de larga data, partiendo del descubrimiento de esas tierras con la venida de la flota portuguesa comandada por Pedro Álvares Cabral al territorio conocido como Isla de Vera Cruz – hoy correspondiente a la parte del Nordeste de la costa brasileña -, el 22 de abril de 1500.

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Desde el primer bien cultural donado a la Iglesia, la Santa Cruz, muchos otros fueron construidos e incorporados no solamente a la cultura del país, sino a la fe de la población brasileña.

En uno de sus textos, publicados en este miércoles, 2 de enero, la Conferencia Nacional de Obispos del Brasil (CNBB) destaca, a través de Dener Chaves, doctorando en Ambiente Construido y Patrimonio Sustentable y Conservador Restaurador de Bienes Culturales Móviles, que los bienes culturales de la Iglesia están divididos así:

– Bienes materiales inmóviles: capillas, iglesias, monasterios y catedrales;

– Bienes integrados: altares, piletas bautismales y forros esculpidos que se encuentran en Iglesias coloniales o de los siglos XIX y XX;

– Bienes culturales móviles: imágenes en madera policromadas, cálices en oro y plata, crucifijos, implementos y una diversidad de objetos litúrgicos, además de pinturas, libros y documentos raros;

– Bienes culturales inmateriales: está relacionada al modo de hacer, de festejar, de preparar, de cantar que son particulares a un determinado grupo o región como la folia de reyes, los tapetes de una procesión, los festejos para un determinado santo, entre otros.

Conforme Dener, «esos bienes culturales forman parte de nuestra historia, son formas de comprender mejor nuestra identidad, son parte de nuestra cultura preservada por los fieles y miembros de la Iglesia, muchas obras, que incluso siendo únicas, apuntan a las especificidades de un período histórico y nos auxilian para comprenderlo mejor o admirarlo».

«Algunos bienes móviles fueron realizados por grandes maestros, y costaron altas sumas de dineros, pagados con el trabajo y las donaciones de los fieles», completa el doctorando.

Desde abril de 2017, la CNBB tiene como uno de sus organismos especializados en el asunto la Comisión Episcopal Pastoral Especial para los Bienes Culturales de la Iglesia en Brasil, que «tiene como misión promover el conocimiento, la conservación, la valorización cultural y evangelizadora de los bienes culturales e inmateriales de la Iglesia. Trabajará por la protección de esos bienes e incentivará la formación de especialistas en Bienes Culturales, por medio de sociedades con Universidades, Facultades Católicas y Escuelas de Arte».

Curso

El Curso de Especialización en Conservación Preventiva de los Bienes Culturales Eclesiásticos es ofrecido en la modalidad semipresencial por la Pontificia Universidad Católica de Minas Gerais (PUC-Minas), Campus Praça da Liberdade. Su contenido fue pensado a partir de las directrices de la Comisión Episcopal Pastoral Especial para los Bienes Culturales de la Iglesia en Brasil, considerando las directivas del Acuerdo Brasil-Santa Sede.

Dener Chaves recuerda además que tanto generaciones antiguas como las posteriores dedicaron sus vidas a la preservación y manutención de templos e imágenes, siendo que en aquellos altares fueron bautizados, crismados, casados y tuvieron su misa de cuerpo presente.

«Piezas litúrgicas fueron donadas y usadas en decenas de procesiones donde la comunidad reposó su fe y esperanza en un mundo mejor. Las campanas por siglos regularon la vida de las comunidades, así como la convivencia en la Iglesia», relata.

La CNBB también recuerda que «la especialización fue creada para atender la demanda de religiosos, fieles y profesionales que lidian con el patrimonio cultural de la Iglesia y los capacitará a realizar proyectos de preservación de los bienes culturales, formar mano de obra especializada en manutención de esos bienes, comprender el gerenciamiento de riesgo y la metodología utilizada para conservar los bienes culturales y así posibilitar que haya menos restauraciones y desastres que causen daños al patrimonio». (LMI)

De la redacción de Gaudium Press, con informaciones de la CNBB

 

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