viernes, 22 de noviembre de 2024
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Con el Cardenal más joven de la Tierra, por las tierras del uranio, el oro y los diamantes. En Misión

Bangui (Viernes, 04-01-2019, Gaudium Press) Un 4 x 4 rumbo al suroeste de la República Centroafricana. Quien habla de esa República sí se refiere de verdad al centro-centro de África, rodeada por 6 naciones: Chad, Camerún, Congo, República Democrática del Congo, Sudán y la cristiana Sudán del Sur. Un 4 x 4 que había salido de la capital Bangui y veía trascurrir las horas en medio de las estepas, la selva ecuatorial, los caminos de tierra ocre, cierta soledad y súbitamente, unas motos, unos motociclistas que se agitan, que gritan y mueven sus brazos cuando ven el auto…

Los gritos son de alegría. Las motos enfilan como guías precediendo el carro, rumbo a la ciudad de Boganangone, donde espera Mons. Guerrino Perin, italiano, obispo de Mbaïki. ¿A quién? Nada más ni nada menos que al Cardenal más joven del mundo, S.E. Mons. Dieudonné Nzapalainga, Arzobispo de Bangui, de 51 años. Famille Chrètienne lo acompañó en esta correría de diciembre por diversas ciudades de su país. El purpurado desde hace dos años, y en coordinación con los obispos locales, visita las nueve diócesis del territorio.

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República Centroafricana, país de presencia de diversos y poderosos grupos armados, colonia francesa durante mucho tiempo hasta 1960, nación bendecida por Dios entre otras por las grandes riquezas de su subsuelo (uranio, oro, diamantes) que algunos usan para su maldición.

El aprecio por el Cardenal Nzapalinga es inmenso. Lo rodea la gente, un grupo de muchachos scouts tiene que custodiarlo; las mujeres tienden sus mantos de tejidos coloridos para hacerle una ruta. Luego los recogen para conservarlos como verdaderas reliquias.

Primero, enseñanza en la capilla de la misión realizada por Combonianos italianos en 1945. La voz es paternal pero firme y fuerte; hay que recordar las verdades: «Antes se invocaba a los dioses animistas, pero hoy, ¡vosotros habéis recibido la Palabra de Dios!». «Es preciso que las jóvenes puedan proseguir sus estudios y no caigan encinta a los 12 o 14 años. ¡Quiero ver un día hijas de Boganangone como ministras en Bangui!»: en la garganta las mujeres no ahogaron los gritos de entusiasmo. El purpurado conoce bien ciertas realidades y fustiga a corrompidos maestros, que comercian buenas calificaciones a cambio de favores impuros, o de dinero; eso tiene que acabar.

«¿Por qué un país con un subsuelo de los más ricos es uno de los más pobres del mundo?», se pregunta el Cardenal ante los atentos escuchas, para despues señalar a ciertos agentes extranjeros, cuyo interés es meramente mercantilista: «El oro y el diamante que salen del país por pura codicia no benefician al país». Peor, es dinero que termina financiando grupos armados.

Luego viene la misa. Con presencia de autoridades civiles, el representante de la gendarmería, religiosas. Homilía que recuerda las obligaciones de los padres, también de los hijos; los hombres tienen que ayudar a sus mujeres en los trabajos del hogar, pues ellas también trabajan los campos; los hombres tienen que respetar a sus mujeres. Ahora la cena con líderes locales, pero nada de privacidad, una multitud de curiosos filtran sus miradas por cada rincón. Finalmente a dormir, en un presbiterio sin agua corriente; tampoco electricidad. No importa para nada, es la misión.

***

Despunta el sol y hay que levantarse, pues se debe viajar más al sur. Pero el obispo italiano no deja partir al Cardenal tan rápido de Boganangone: las religiosas combonianas quieren construir una escuela materna en terreno aledaño y el purpurado lo debe conocer. ¿Ya? No, aún no. A las afueras de la ciudad hay un proyecto educativo, hay que pasar: 160 muchachos y muchachas los esperan. Y luego sí, al sur.

Al sur, cruzando por Bossoui, donde los niños han elaborado mitras amarillo y blancas que se han colocado para saludar al Cardenal. En Bokoumba los niños llevan las mismas banderas que recibieron a Francisco cuando estuvo en Bangui en el 2015 en el lanzamiento del Año de la misericordia. Luego Ngotto, pero allí el Cardenal hace un kilómetro a pie antes de llegar a la ciudad, rodeado también por la multitud. Una cubeta de plástico rosado alberga agua bendita, y con palmas se esparce el agua hacia la gente, que saluda cada aspersión con gritos de alegría; los niños que portaban la cubeta terminan calados, de pies a cabeza. Todos felices.

Sigue en Ngotto, donde antes de celebrar la misa el Cardenal sale al atrio y habla a 2.000 personas: Los jóvenes deben huir del dinero fácil, dinero que comúnmente se gasta en cosas inútiles; las mujeres no son objeto de comercio; hay que huir a las drogas… los temas se suceden unos a los otros. Buscar la paz al interior de la familia, las obligaciones y alegrías de la vida en pareja, diatriba contra los que se aprovechan de la crisis del país.

«Siempre conservé mi libertad de palabra»

«Siempre conservé mi libertad de palabra», confía el Cardenal a Famille Chrètienne. «No soy un opositor, pero cuando la dignidad del pueblo es ultrajada, no puedo callarme, corro con los riesgos y peligros…». En varias ocasiones ha salido salvo de encuentros con grupos rebeldes; la protección de Dios. A veces surgen los temas políticos, como el del ministro de Asuntos Extranjeros católico recientemente depuesto por haber seguido las indicaciones del Cardenal, quien pidió boicotear el desfile del 1 de diciembre Fiesta Nacional, en protesta porque el gobierno no había podido impedir una masacre en el campo de refugiados de Alindao. Primero Dios que los hombres.

Antes de dejar Ngotto, el purpurado tenía que visitar la maternidad local: había nacido un niño y le habían puesto como nombre Nzapalainga, en su honor. El Cardenal Nzapalainga fue y le hizo las honras al infante. Ahora viaje a Boda, sitio de comercio de diamantes: Cada uno debe respetar las reglas en materia de ventas de recursos mineros, instó el Cardenal. Todo el mundo estaba presente en la iglesia, con particular destaque de los diversos grupos apostólicos, el Grupo de Santa Rita, la Fraternidad San Vicente de Paúl, la Renovación Carismática, la Legión de María.

Finalmente, se enrumban a la sede dell obispado de Mbaïki; allí se depositarán muchas de las pintorescas ofrendas que la población fue entregando en todo el recorrido, como gallinas, cabras. Antes, un grupo de jóvenes en rutilantes motos cruza en frente de la caravana, motos que saben a oro, huelen a diamante…

En Bagandou, el Cardenal visita un complejo sanitario financiado por una diócesis polaca. Por todos los sitios donde pasa, el purpurado constata que sin la Iglesia y los misioneros, el pueblo no tendría ningún acceso a servicios de salud. Y en ocasiones ni siquiera un auto, que sirva para urgencias.

Las jornadas se acercan a su final. En Safa misa de confirmación que dura casi tres horas. Algunos de los feligreses caminaron 20 kilómetros; en hombres y mujeres resaltaban los bellos y coloridos trajes. Nuevo sermón firme del Cardenal: los militares deben ser probos, los jóvenes deben respetar los mandamientos, el perdón debe reinar en las familias.

En Febrero el Cardenal Nzapalainga de Centroáfrica irá a Birao, al norte, cerca de Sudán y Chad, una región sumamente infestada de grupos rebeldes. Pero él confía en Dios y su Madre: «Cuando se toma la ruta de Jerusalén, todo puede ocurrir». (SCM)

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