viernes, 22 de noviembre de 2024
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Hace 400 años tomaba el hábito una monja de clausura que predicó misteriosamente en los EE.UU.

Madrid (Miércoles, 09-01-2018, Gaudium Press) Hace 400 años -exactamente el 13 de enero de 1619- vestía el hábito de las Concepcionistas la Venerable Sor María Jesús de Ágreda, monja de clausura y la misteriosa «Dama de Azul de los llanos», que evangelizó los indios del sur de los EE.UU. antes de que llegaran los misioneros franciscanos. ¿Cómo fue eso?

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Monasterio de la Concepción, Ágreda, España

Existen algunos santos a los que Dios les concede el don de la bilocación:

La bilocación consiste en la presencia simultánea de una misma persona en dos lugares diferentes. Se han dado numerosos casos en la vida de los santos. (…) San José de Cupertino asistió a la muerte de su madre en su pueblo natal sin abandonar el convento de Asís donde residía a la sazón. (…) [San Alfonso de Ligorio estaba] sentado en su sillón [en Arienzo y] permaneció cerca de dos días en dulce y profundo sueño. Uno de sus criados quiso despertarle, pero su vicario general, D. Juan Nicolás de Rubino, ordenó que le dejara reposar, aunque sin perderle de vista. Despertándose por fin y llamando un poco con su campanilla, acudieron en seguida sus servidores. Viéndoles grandemente asombrados: – ¿Qué es lo que pasa?, les preguntó. – ¿Que qué pasa?, le respondieron ellos. – ¡He aquí que hace dos días que no habéis hablado, ni comido, ni dado señal de vida! – Vosotros, dijo el siervo de Dios, me creíais dormido, pero no sabéis que he ido a asistir al Papa, que acaba de morir. 1

De hecho, según Santo Tomás, el muy comprobado fenómeno de la bilocación en algunos santos no consiste en que su mismo cuerpo esté en dos lugares al mismo tiempo, lo que implicaría un absurdo, sino que en uno de los términos de la bilocación está el cuerpo y en el otro término una representación de ese cuerpo, pero con todas las apariencias sensibles del mismo. 2

Pues bien, lo cierto es que cuando hacia el año 1622 llegaron los primeros franciscanos a lo que hoy es Texas, Arizona y Nuevo México en los EE.UU., estos «comprobaron sorprendidos que los indígenas, lejos de la ferocidad de otras veces, mostraban cruces de palo y daban señales de conocer el evangelio que ellos traían por vez primera». 3

¿Qué había ocurrido?

«Todas las pesquisas apuntaron a una Dama de Azul de los llanos -en la expresión de los indios-, que les predicaba e instruía en el cristianismo. Al regresar a España en 1630 uno de los expedicionarios, fray Alonso de Benavides, custodio de aquellas tierras, y relatar los sucesos en un Memorial al entonces ministro general, fray Bernardino de Siena, éste lo envió a Ágreda para que conociera a sor María de Jesús». 4 Los misioneros franciscanos habían recogido alrededor de 500 relatos de las predicaciones de la monja. De hecho, ella ya contaba en Ágreda a sus compañeras en religión ciertos ‘sueños’ y ‘visiones’ que fácilmente se identificaron luego con la enseñanza que a través del don de la bilocación realizaba con los indios.

Pero además, fue la propia Sor María Jesús de Agreda quien dejó escrito cómo inició su interés por el alma de los aborígenes de esta región del planeta. Fue un interés de origen divino:

Paréceme que un día, después de haber recibido a Nuestro Señor, me mostró Su Majestad todo el mundo, y conocí la variedad de cosas criadas; cuán admirable es el Señor en la universidad de la tierra; mostrábame con mucha claridad la multitud de criaturas y almas que había, y entre ellas cuán pocas que profesasen lo puro de la fe, y que entrasen por la puerta del bautismo a ser hijos de la santa Iglesia. Dividíase el corazón [mío] de ver que la copiosa redención no cayese sino sobre tan pocos. Conocía cumplido lo del Evangelio, que son muchos los llamados y pocos los escogidos […]. Entre tanta variedad de los que no profesaban y confesaban la fe, me declaró que la parte de criaturas que tenían mejor disposición para convertirse, y a que más su misericordia se inclinaba, eran los del Nuevo Méjico y otros reinos remotos de hacia aquella parte. El manifestarme el Altísimo su voluntad en esto, fue mover mi ánimo con nuevos afectos de amor de Dios y del prójimo, y a clamar de lo íntimo de mi alma por aquellas almas. 5

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Su tumba y cuerpo incorrupto, en el Monasterio de la Concepción, Ágreda, España

Sor María Jesús de Ágreda, muy conocida por su mariana «Mística Ciudad de Dios» -la obra más editada de su tiempo junto a Las Glorias de María de San Alfonso, y El Tratado de la Verdadera Devoción a la Virgen de San Luis de Montfort- cuya lectura sigue inspirando la fe y la devoción de todos los que a ella acceden. A la espera de su canonización. (Saúl Castiblanco / Gaudium Press)

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1 Antonio Royo Marín, O.P. Teología de la Perfección Cristiana. 7ma. Ed. BAC. Madrid. 1994. p. 942
2 Cfr. Ibídem, pp. 944-946.
3 Antonio Arévalo Sánchez, OFM. La monja de Ágreda. In: https://www.beticaoic.org/images/ficheros/La_monja_de_agreda.pdf
4 Ídem.
5 Ídem.

 

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