Uppsala (Lunes, 21-01-2019, Gaudium Press) Ulf y Birgitta Ekman son una pareja de católicos convertidos en el año 2014. Esta descripción podría definir a numerosos fieles que viven su fe cotidiana en la Iglesia Católica, pero en el caso de ellos, llegar a serlo significó abandonar una vida de apostolado, éxito y reconocimiento como luteranos. La pareja de ex pastores fueron los fundadores de Palabra de Vida, una congregación pentecostal de más de 200 mil miembros en Uppsala, Suecia. Su testimonio fue publicado en el libro El Gran Descubrimiento, publicado hace pocos meses.
Además de su movimiento, la parejas fundó escuelas, periódicos y un movimiento provida con presencia en Rusia y Europa del Este. Su predicación era abiertamente anticatólica e incluso criticaron duramente a San Juan Pablo II. ¿Cómo podrían pasar de la oposición abierta a la conversión? Numerosos instrumentos fueron necesarios, y el primero de ellos fue su experiencia de vivir en Jerusalén de 2002 a 2005, donde tuvieron contacto con el testimonio de los católicos locales.
Providencialmente, el interés de conocer sobre la fe católica llevó a Ulf a leer la vida de Santa Faustina Kowalska. La doctrina de la Divina Misericordia le reveló «un mundo completamente nuevo y desconocido»: la posibilidad de unir los propios sufrimientos a los de Cristo en la Cruz y participar en su obra de redención. A esta lectura sumó la de una biografía de San Juan Pablo II, que le hizo lamentar sus prejuicios anteriores en contra del Pontífice, valorar su espiritualidad y hacerse una pregunta trascendental para su fe: «¿Realmente existe un ministerio Petrino que continúa a través del tiempo?».
Mientras Ulf tomaba ese camino de acercamiento a la fe católica, su esposa Birgitta descubrió la vida de Santa Brígida de Suecia, Santa Teresita de Lisieux y San Francisco de Asís. «No estábamos realmente preparados para la fuerte espiritualidad de la Iglesia Católica», confesó la mujer en su libro. «Una vez más, sentía vergüenza de mi ignorancia y de mis prejuicios».
Progresivamente, y a través del contacto con las religiosas católicas en Israel y varios sacerdotes y laicos, Ulf comenzó a entender que «no podría escoger entre diferentes verdades y descartar lo que no me gusta» y a reconocer las diferentes dimensiones de la Iglesia Católica, que es «a la vez sacramental, evangélica, carismática, diaconal y muchas cosas más». El testimonio de los Santos fue particularmente elocuente: al encontrar rechazo o males al interior de la Iglesia, «no dejaron la Iglesia y crearon otra».
Finalmente, los Elkman cedieron ante la verdad que salió a su encuentro y pidieron ser admitidos en la Iglesia Católica. «Sentimos que esto es lo que el Señor quería que hiciéramos y, por lo tanto, llegamos a una decisión madura, no precipitada, de que esta es la forma en la que teníamos que ir», comentó la pareja en una reciente charla ofrecida en Melbourne, Australia. «Tres años después, no nos hemos arrepentido… Somos católicos muy, muy felices».
Con informaciónd e Catholic Herald y Melbourne Catholic.
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