Monte Sant’Angelo (Martes, 22-01-2019, Gaudium Press) El Santuario de San Miguel Arcángel en el Monte Gargano de Italia es una de los templos más particulares de Europa tanto por sus características arquitectónicas como por su historia. El interior de templo es una cueva de piedra caliza y su dedicación no fue presidida por un Obispo, sino por el propio Arcángel San Miguel, quien se reveló en una serie de apariciones a finales del siglo V consignadas en el texto «Liber de apparitione Sancti Michaelis».
Santuario de Miguel Arcángel en el Monte Gargano. Foto: Dina Benedetto |
La tradición cuenta que un hombre rico llamado Gargano perdió un toro y lo encontró, después de mucho buscar, descansando junto a una cueva en la cima de la montaña. Como castigo al animal, el dueño le disparó una flecha que misteriosamente giró en su recorrido y lo hirió a él mismo. Ante el portento, consultó al Obispo de Siponto, quien le ordenó ayunar y orar tres días para obtener una respuesta de Dios. El Arcángel San Miguel apareció en sueños al Obispo, explicando que él fue el autor de la señal y que el monte sería protegido por su presencia.
Tiempo después, los Napolitanos, de religión pagana, declararon la guerra a los habitantes de Siponto, y el Obispo nuevamente recurrió al ayuno y la oración para implorar la protección de San Miguel. En la víspera de la batalla, el Arcángel se reveló al Obispo, asegurando la victoria al ejército local. Mientras los ejércitos combatían, el Monte Gargano se cubrió de nubes oscuras y temibles rayos. Tras ganar la guerra, los habitantes de Siponto encontraron una huella de un pie en el mármol de una capilla en la gruta, que atribuyeron a la presencia del Arcángel.
Cerca de un año después, la Iglesia local debatía sobre la manera correcta de consagrar la gruta del Monte Gargano, ayunando nuevamente para pedir respuesta. «No es tu trabajo dedicar la iglesia que yo construí. Porque yo, quien la construyó, también la dediqué», respondió el Arcángel en una nueva revelación privada al Obispo. «Pero entra en este lugar, donde estoy presente, como protector, y llénalo con oraciones. Y celebra Misa allí mañana y deja que la gente comulgue de la manera habitual; sin embargo, es mi prerrogativa mostrar de qué manera, por mi cuenta, he consagrado ese lugar». Al llegar a la cueva, los devotos hallaron que de una piedra cerca del altar manaba agua, y al contacto con ésta numerosos enfermos recobraron la salud.
El Arcángel San Miguel tuvo una última aparición, casi mil años más tarde, el el 25 de septiembre de 1656. El Arzobispo Alfonso Puccinelli nuevamente invocó a San Miguel Arcángel con tres días de ayuno y oración a causa de una plaga que causó numerosas víctimas en la región. El último día del ayuno, el Arcángel se manifestó al prelado: «Soy el Arcángel San Miguel, el que use las piedras de esta cueva será liberado de la plaga, bendice estas piedras, dales la señal de la cruz y mi nombre». Haciendo uso de este sacramental, los fieles locales fueron liberados de la plaga.
El Santuario del Monte Gargano es el primero de cinco lugares de culto al Santo Arcángel ubicados en línea a unos mil kilómetros de distancia cada uno: el Skellig Michael, en Irlanda; el Monte San Miguel de Cornualles, Inglaterra; el Mont-Saint-Michel, en Normandía; la Sacra di San Michele, en el Piamonte de Italia y el Monte Gargano.
Con información de uCatholic.
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