Riobamba (Jueves, 22-10-2009, Gaudium Press) Durante los días 16, 17 y 18 de octubre se realizó en la diócesis de Riobamba el Encuentro Nacional de Organizaciones y Ministerios Laicales. El evento fue promovido por la Conferencia Episcopal Ecuatoriana con la asesoría del Padre Crisóforo Domínguez Peral, Secretario Ejecutivo de Comunión Eclesial y Diálogo del CELAM.
La convocatoria fue dirigida a los dirigentes, asesores y presidentes de los movimientos, organizaciones y comunidades laicales del Ecuador en vista de la organización y ejecución de la Misión Continental convocada por la Quinta Conferencia de los Obispos de América Latina en Aparecida.
«Debemos vivir la misión desde la fuerza de la Unidad en la Diversidad», señaló Mons. Víctor Corral Mantilla, vicepresidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana.
Asimismo Mons. Marcos Pérez, Asesor Episcopal del Consejo Ecuatoriano de Laicos Católicos (CELCA) advirtió: «No existe misión sin testimonio y deberíamos ser todos santos» según el documento de Aparecida: «Asuman el movimiento como un modo de llevar a la práctica la llamada a una vida santa (cf. c. 210) mediante una intensa vida eucarística iluminada por la meditación asidua de la Palabra de Dios (cf. Documento de Aparecida, n. 180) que desemboca en la misión (cf. Idem, n. 365)».
El mismo prelado, para alentar a los participantes, hizo resonar las palabras del Santo Padre Benedicto XVI al Episcopado Ecuatoriano en su visita Ad Limina en el 2008: «Salir al encuentro de los movimientos y las nuevas comunidades con mucho amor nos impulsa a conocer adecuadamente su realidad, sin impresiones superficiales o juicios restrictivos. También nos ayuda a comprender que los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades no son un problema o un peligro más, que se suma a nuestras ya gravosas tareas. ¡No! Son un don del Señor, un valioso recurso para enriquecer con sus carismas a toda la comunidad cristiana. Por eso, es preciso darles una acogida confiada que les abra espacios y valore sus aportaciones a la vida de las Iglesias particulares.»
«El obispo, consagrado y asistido por el Espíritu de Dios, en Cristo, Cabeza de la Iglesia, deberá examinar los carismas y probarlos, para reconocer y valorar lo que es bueno, verdadero y bello, lo que contribuye al aumento de la santidad de las personas y de las comunidades. Cuando hagan falta intervenciones para corregir algo, deben ser expresión de ‘mucho amor'», indicaba el Papa.
El encuentro concluyó con la elaboración de propuestas para la realización de la Misión Continental en el marco de la Quinta Conferencia de Aparecida.
Deje su Comentario