Washington (Viernes, 01-02-2019, Gaudium Press) Ronin Hsiao es uno de los miles de jóvenes participantes en la Marcha por la Vida en la ciudad de Washington, llevada a cabo el pasado 18 de enero en la ciudad de Washington. Si bien pasaría desapercibido en medio de una generación que ha recuperado la preocupación por la defensa de la vida humana desde la concepción, su presencia en la Marcha tuvo algo extraordinario: durante el evento recuperó la audición en uno de sus oídos.
La Marcha por la Vida es un evento anual celebrado para exigir el fin del aborto en la fecha de aniversario de la sentencia que lo legalizó en Estados Unidos. Foto: March for Life. |
Hsiao no sólo estuvo presente en la Marcha, también participó en la Vigilia Nacional de Oración por la Vida, un significativo evento celebrado en la víspera de la Marcha en la Basílica del Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción de Washington. En esa noche pidió por el fin del aborto en Estados Unidos y por su propia salud, suplicando a Dios que le devolviera la audición o le concediera la aceptación de su enfermedad.
«Sentí que Dios me llamaba a ir este año con un grupo de la parroquia del Santo Espíritu en Lantana», explicó el joven a National Catholic Register. Sin embargo, 10 días antes del evento sintió que uno de sus oídos tapados y no obtuvo una cita con el especialista. Al perder totalmente la audición en el oído tuvo que acudir a un servicio de Urgencias, donde fue canalizado con dos especialistas.
Mientras avanzaban sus estudios sobre su audición, los padres de Hsiao habían objetado la participación del joven en la Marcha. «Yo estaba más preocupado de perderme la Marcha que de perder el oído», comentó el joven. Finalmente, cuando los doctores constataron que los tratamientos no surtían efecto y diagnosticaron una pérdida permanente del oído, los padres autorizaron al estudiante a viajar.
Durante la Eucaristía por la Vida en la Vigilia Nacional, que además concedía la oportunidad de obtener indulgencia plenaria a los peregrinos, Hsaio oró por su salud. Su experiencia previa, orar insistentemente por la curación de su hermano Kael, quien padece de Síndrome de Dravet, le había enseñado que su fe no debe depender de obtener las respuestas esperadas de Dios.
Al término de la Eucaristía, el joven sintió algunos sonidos en su oído enfermo, pero pensó que se trataba de su imaginación. Durante la Marcha por la Vida se dio cuenta que su audición había regresado en un 50 por ciento, y al regresar a su casa pudo constatar su curación total. Su madre calificó el hecho como un portento de Dios, mientras el joven prefiere no juzgar el hecho, por no considerarse digno de un milagro.
Con información de National Catholic Register.
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