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Redacción (Jueves, 22-10-2009, Gaudium Press) Cerca de dos millones de personas invadieron las calles de Madrid el pasado sábado para decir no al aborto. Si es que la expresión más correcta es «decir no al aborto», pues tal vez lo ideal sería «decir sí a la vida». Sea como sea, las dos cosas se cumplieron el último día 17, en la marcha antiabortista realizada en la capital española. El Cardenal Antonio María Rouco Varela, presidente de la Conferencia Episcopal Española, enalteció la osadía de los laicos católicos, que fueron capaces de comandar la marcha sin la presencia de ningún obispo. Así quisieron los prelados, para probar la fuerza y la madurez de los fieles.
Los antiabortistas salieron a las calles en protesta a la nueva ley aprobada en septiembre, según la cual el gobierno ofrece de forma gratuita aborto en los hospitales públicos hasta la 14ª semana de gestación, o en peligro de muerte del feto o de la gestante, o si hay mal formación, hasta la 22ª semana. La ley acaba también con la pena criminal impuesta a las mujeres que aborten fuera de los plazos, además de autorizar a jóvenes desde los 16 años a abortar sin necesitar del consentimiento de los padres.
«No se puede jugar con el derecho a la vida», afirmó el Cardenal Rouco Varela, acusando al Estado de querer ser dueño de la vida, «que es solo de Dios».
Él purpurado respondió también a los que atacan la forma categórica como la Iglesia combate el aborto: «La Iglesia responde a uno de los problemas más directos y graves que afectan a la sociedad de nuestro tiempo, de una forma mucho más vital y entrañada en la existencia diaria de lo que muchas veces creemos… Eso, en el marco de la experiencia diaria de la familia», señaló el cardenal.
Sin duda alguna el presidente de la CEE está más que en lo cierto en su afirmación, pues solo Dios tiene el derecho de crear o extinguir la vida. Y no es en vano que él protesta, pues hay innúmeros adeptos de que el Estado tendría, absurdamente, tal derecho, como si fuese el autor de la vida… Si fuese verdad que el Estado tiene tamaño poder, ¿a cuántos abusos estaríamos expuestos?
Aunque los católicos tengan la convicción de que la vida comienza en la concepción, doscientos mil muñecos representando un niño de 12 semanas fueron distribuidos en la marcha, como forma de llamar la atención para el horror que consiste en poner fin a la existencia de un ser que ya tiene cabeza, corazón, brazos, piernas, manos y pies, como dijo a la BBC-Brasil una de las creadoras del muñeco, Fátima Navarro.
Son formas modernas, lícitas, creadas para intentar sensibilizar a la razón obnubilada de muchas personas, que ya no se conmueven con simples argumentos. Es necesario usar expedientes casi escénicos.
El comentario general del clero español y de los fieles es que la marcha fue un verdadero triunfo. Los medios hablan incluso de un ‘virar de página’, donde se dejó atrás el catolicismo ‘avergonzado’, dando lugar a la fase corajuda de los laicos, defendiendo abiertamente su fe, sus convicciones.
Que ese coraje e iniciativa sea ejemplo para los laicos católicos de todo el mundo, a fin de que cada vez más digamos no a la condena de muerte de inocentes y sí a la vida, misterio sublime del Creador.
Por Marcos Antonio Fiorito
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