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Ciudad del Vaticano (Viernes, 23-10-2009, Gaudium Press) La delegación de la Santa Sede reafirmó el pasado día 15, en la 64ª Asamblea General de las Naciones Unidas, en Nueva York, que discutió la protección de la infancia, la importancia de la familia en la salvaguarda de los derechos de los niños.
Según el observador permanente de la Santa Sede en la ONU, arzobispo Celestino Migliore, «la delegación de la Santa Sede nunca podrá enfatizar suficientemente la importancia de la familia en la vida de cualquier niño y que la legislación relativa a los niños debe tener en consideración la función indispensable de los padres».
Mons. Migliore lamentó en la ocasión la pretensión de dejar a los padres al margen de la educación de los hijos. «A veces, en las decisiones sobre la promoción y sobre la tutela de los derechos del niño, existe la tendencia de hablar en términos de relación entre el niño y el Estado, minimizando la función de los padres».
La Santa Sede apoya el creciente consenso internacional sobre la necesidad de proteger a todos los niños, expresado en las ratificaciones y adhesiones de numerosos países a la Convención sobre los Derechos del Niño. Entretanto, el observador permanente en la ONU destacó la necesidad de defender también los derechos de los niños no nacidos.
En un comunicado oficial, la delegación de la Santa Sede afirma que «todos los Estados deben asociarse a la promoción de la tutela legal de los niños ratificando y adhiriendo a la Convención y a los Protocolos, y exhorta a una correcta actualización de estos instrumentos legales, que implica el respeto por el innato derecho a la vida de todos los niños».
La semana pasada el arzobispo Migliore, en otra intervención en la Asamblea de las Naciones Unidas, habló sobre la importancia que el Estado tiene en servir como fundamento para una sociedad más justa. «No se debe olvidar que por detrás de una ley justa existe siempre un valor, caso contrario también el derecho se puede tornar instrumento de opresión» resaltó en la ocasión.
El prelado subrayó que para promover la paz y la seguridad el Estado de derecho debe siempre estar ligado a principios de justicia. El observador permanente de la Santa Sede afirmó también que delante de la crisis económica global, el Estado de derecho en el ámbito internacional se torna un instrumento vital para alcanzar los objetivos indicados por la carta de las Naciones Unidas.
Por otra parte, «en una sociedad globalizada, la ley internacional debe promover los derechos de los individuos y las sociedades más allá de las fronteras nacionales. Pero es oportuno intervenir apenas cuando una situación tiene consecuencias globales o el Estado y la comunidad local se encuentran en carencia en la manutención de la responsabilidad de proteger».
El observador permanente de la Santa Sede exhortó a los gobiernos que adoptaron la Convención sobre los derechos de la infancia a aplicarla de manera correcta y eficaz. Según él, «en los últimos diez años más de dos millones de niños fueron muertos durante conflictos y seis millones se tornaron deficientes, además de 300 mil haber sido reclutados como niños-soldado».
«La Santa Sede -concluyó – una vez más reafirma su preocupación por el bienestar de todos los niños y sus familias y continúa pidiendo a los Estados que hagan lo mismo, reafirmando que los niños merecen crecer en un ambiente que proteja su dignidad».
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