Chicago (Jueves, 21-02-2019, Gaudium Press) El reciente reconocimiento de un segundo milagro atribuido al hasta entonces Beato Cardenal John Henry Newman fue una noticia que llenó de júbilo a la Iglesia de su natal Inglaterra (ver noticia anterior), que se prepara para una próxima canonización. Pero el lugar donde se produjo el portento fue la Diócesis de Joliet, Estados Unidos, y el médico encargado de llevar a cabo la investigación local sobre el milagro reportó que esta había sido «la más enriquecedora experiencia de mi vida espiritual».
Beato Cardenal John Henry Newman. |
El Dr. Gerald Casey fue el experto médico principal comisionado para el proceso local por parte de la Arquidiócesis de Chicago, a la cual fue transferido el caso del milagro por contar con mayores recursos para su investigación. Para documentar los hechos, el médico tuvo que entrevistar a la mujer beneficiada por la curación, su spos, su médico tratante y también su director espiritual. «La verdadera experiencia espiritual fue en la etapa de las declaraciones», confesó el experto a Catholic News Service. «Literalmente lloré cuando tomé su declaración (de la mujer). Me llegó directamente al corazón, porque podía sentir una presencia que nunca había sentido en mi vida».
«Una cosa era leer los materiales, pero era otra cosa distinta escucharla relatar lo que había ocurrido, no sólo durante ese tiempo, sino en embarazos anteriores y sus pérdidas», agregó el galeno. La mujer beneficiada sufrió graves complicaciones que pusieron en riesgo su vida durante un embarazo, pero las condiciones cambiaron completamente de manera inexplicable cuando recurrió a la intercesión del Beato Cardenal británico. El caso es especialmente llamativo, ya que la madre no se encontraba en capacidad de seguir fielmente las instrucciones de los médicos.
Su embarazo fue considerado de alto riesgo por su edad mayor de 40 años y por abortos espontáneos anteriores. La mujer ya había presentado sangrado y se diagnosticó un hematoma subcorionico, por lo que se le ordenó guardar reposo total. Sin embargo, la madre tenía que atender tres niños pequeños, por lo cual tuvo que mantenerse activa y una mañana, tras bajar escaleras y preparar desayunos, el sangrado aumentó considerablemente.
Con angustia, la mujer se encerró en el baño y al constatar la fuerte hemorragia sintió que perdería a su bebé. Su primer impulso fue clamar al Beato: «¡Cardenal Newman, por favor, detenga el sangrado!». Contra todo pronóstico, la hemorragia cesó de inmediato. La muejr subió a su habitación y llamó a su médico, quien constató que el embarazo avanzaba de forma normal. La mujer pudo retomar las actividades por el resto de la gestación y pudo tener a su hijo, y dos hijos más, en embarazos sin complicaciones.
El Dr. Casey expuso el caso a dos especialistas materno fetales, quienes ratificaron que nunca habían visto un caso como ese ni habían tenido noticia de un hecho semejante. Ninguno de los profesionales tenía que emitir un juicio sobre si se trataba de un milagro, ya que su función era certificar que no habían explicaciones naturales para el fenómeno. Los datos sobre el milagro fueron enviados a la Santa Sede y sólo hasta el pasado 13 de febrero se reveló oficialmente el resultado del proceso a través del decreto firmado por el Papa Francisco, último paso necesario para la canonización.
Con información de Detroit Catholic.
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