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Río Grande del Sur – Puerto Alegre (Lunes, 25-02-2019, Gaudium Press) La Parroquia San Pedro, localizada en Puerto Alegre, Río Grande del Sur, Brasil, completa su centenario este 2019. El párroco local, Padre Luciano Massullo, indicó que incentiva a los fieles a vivir esa efeméride «no como una fecha de museo sino con un reavivamiento de la llama del Evangelio» en la vida comunitaria.
Según el sacerdote, el mayor desafío que la parroquia enfrenta actualmente es el de conseguir llevar la palabra de Dios y el testimonio del Evangelio a un ambiente donde las personas se muestran muchas veces indiferentes a eso.
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«Pienso que el mayor desafío en nuestros días es conseguir traducir el Evangelio, la Buena Nueva y aquello que la Iglesia quiere ser para la sociedad que viene a buscarnos en las realidades parroquiales, con la idea de comprar alguna cosa, comprar un servicio religioso: entonces yo vengo a comprar un sacramento, sea del Bautismo, Eucaristía, Matrimonio, y yo tengo que transformar ese deseo de compra en un deseo de aproximación del Señor y conseguir traducir eso para ellos. Ese es el desafío. Porque yo puedo también vender el producto: ellos vienen a comprar y yo podría vender el producto. Ellos vienen, pagan por el sacramento, reciben el sacramento y se van felices», lamentó el párroco.
El Padre Luciano explicó que «¡esa no es la misión de la Iglesia! ¡Nosotros tenemos una misión mucho mayor que esa! Sabemos que es una realidad triste, pero en la mentalidad de muchas personas pasa esa idea – tal vez hasta construida por nosotros; quien sabe nosotros hayamos construido eso a lo largo de los siglos de que el sacramento es alguna cosa que se compra y que alguien está vendiendo el sacramento».
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Como forma de revertir esa idea de compra y venta de un sacramento, la Parroquia San Pedro trabaja parejas jóvenes y con la propia juventud, pero especialmente siguiendo el desafío pastoral de la Arquidiócesis que es la Iniciación a la Vida Cristiana «que no se hace de un día para el otro».
La Iglesia local ofrece actividades con el objetivo de rescatar a la comunidad a través de los sacramentos del Bautismo, la Eucaristía y el Crisma, «no como catequesis, sino como un recorrido que aproxima las personas al Evangelio».
De acuerdo con el sacerdote, ese trabajo forma parte del empeño de la Iglesia en Brasil de implantar la Iniciación a la Vida Cristiana involucrando a toda la comunidad evangelizadora. «La respuesta todavía es lenta, porque la iniciación a la vida cristiana no se hace de un día para otro. Como nosotros no queremos encarar ese proceso como una simple catequesis – alguien que comienza a ser iniciado, será iniciado la vida entera – no será en 2-3-4 años. Entonces, nosotros esperamos que con el tiempo eso pueda repercutir en la vida de las familias. Iniciar a los jóvenes y los niños pero, al mismo tiempo, hacer que las familias que están por detrás de esos niños y jóvenes sean iniciadas también», concluyó. (EPC)
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