Ciudad del Vaticano (Miércoles, 27-02-2019, Gaudium Press) La Sala de Prensa del Vaticano divulgó el martes 26 de febrero el mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2019 que celebrará el mundo católico a partir del 6 de marzo.
El texto del Mensaje lleva por título: «La creación se encuentra en expectativa ansiosa, aguardando la revelación de los hijos de Dios», citación tomada de Romanos 8,19.
En su Mensaje el Pontífice ofrece algunas propuestas de reflexión para acompañar el camino de conversión en esta Cuaresma:
«Queridos hermanos y hermanas, la ‘cuaresma’ del Hijo de Dios consistió en entrar al desierto de la creación para hacerla volver a ser aquel jardín de la comunión con Dios. Que nuestra Cuaresma sea recorrer el mismo camino, para llevar la esperanza de Cristo también a la creación».
Conversión y redención de la creación
«Cuando no vivimos como hijos de Dios, muchas veces adoptamos comportamientos destructores del prójimo y de las otras criaturas – pero también de nosotros mismos -, considerando, de forma más o menos consciente, que podemos usarlos como bien nos plazca», escribe Francisco, en el texto divulgado por el Vaticano.
Destaca que la creación se beneficia de la redención del hombre cuando este vive como hijo de Dios, esto es, como persona redimida.
En este mundo, sin embargo, advierte, «la armonía generada por la redención continua todavía – y siempre estará – amenazada por la fuerza negativa del pecado y de la muerte».
El Pontífice prosigue afirmando que con efecto, cuando no vivimos como hijos de Dios, muchas veces adoptamos comportamientos destructores del prójimo, de las otras criaturas, pero también de nosotros mismos.
Eso lleva a un estilo de vida que viola los límites que nuestra condición humana y la naturaleza nos piden para respetar, siguiendo deseos incontrolados:
«Si no estamos dirigidos continuamente para la Pascua, para el horizonte de la Resurrección, es claro que acaba por imponerse la lógica del todo e inmediatamente, del poseer cada vez más».
Surge el pecado
Con el pecado, surge la presencia del mal en medio de los hombres interrumpiendo la comunión con Dios, con los otros y con la creación, al punto del jardín transformarse en un desierto.
El Santo Padre explicó que se trata de aquel pecado que lleva al hombre a considerarse como dios de la creación, sintiéndose como su señor absoluto. Para él, cuando se abandona la ley de Dios, acaba por afirmarse la ley del más fuerte sobre el más débil:
«El pecado, manifestándose como avidez, ambición desmedida de bienestar, desinterés por el bien de los otros, lleva a la explotación de la creación (…), movidos por aquella ganancia insaciable que considera todo el deseo un derecho y que, más temprano o más tarde, acabará por destruir incluso a quien está dominado por ella.»
Arrepentimiento y perdón
El camino rumbo a la Pascua nos llama precisamente a restaurar nuestra fisionomía y nuestro corazón de cristianos, a través del arrepentimiento, la conversión y el perdón, para poder vivir toda la riqueza de la gracia del misterio pascual.
Según Francisco, la Cuaresma llama a los cristianos a encarnar, de forma más intensa y concreta, el misterio pascual en su vida personal, familiar y social, particularmente a través del ayuno, la oración y la limosna.
Para el Papa, «ayunar» es aprender a modificar nuestra actitud para con los otros y las criaturas: pasar de la tentación de «devorar» todo para satisfacer nuestra voracidad, a la capacidad de sufrir por amor, que puede llenar el vacío de nuestro corazón.
¿Por qué «orar»? Responde Francisco, para saber renunciar a la idolatría y la autosuficiencia de nuestro yo, y nos declararnos necesitados del Señor y de su misericordia.
«Dar limosna», dice el Pontífice, para salir de la insensatez de vivir y acumular todo para nosotros mismos.
Y él llega al consejo final:
«¡No dejemos que pase en vano este tiempo favorable!». (JSG)
De la Redacción Gaudium Press, con informaciones Vatican News.
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