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Ciudad del Vaticano (Miércoles, 27-02-2019, Gaudium Press) Los participantes de la asamblea plenaria de la Pontificia Academia para la Vida, que está celebrando veinticinco años de fundación, fueron recibidos en audiencia por el Papa Francisco, el lunes 25 de febrero en la Sala Clementina, en el Vaticano.
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«Tecnologías emergentes y convergentes»
El Papa recordó a los presentes que, por ocasión de la celebración del aniversario de la Academia, envió al presidente del organismo vaticano, Mons. Vincenzo Paglia, el mes pasado, la Carta ‘Humana communitas’ que recuerda explícitamente el tema de las «tecnologías emergentes y convergentes»:
«Lo que me motivó a escribir ese mensaje fue el deseo de agradecer a todos los presidentes que asumieron el liderazgo de la Academia y todos los miembros por el servicio competente y el compromiso generoso de tutelar y promover la vida humana en esos veinticinco años de actividades».
Unidad de la familia humana y su futuro
«Conocemos las dificultades en que nuestro mundo se debate. El tejido de las relaciones familiares y sociales parece desgastarse cada vez más y se difunde la tendencia de cerrarse en sí mismo y en los propios intereses individuales, con graves consecuencias sobre la ‘grande y decisiva cuestión de la unidad de la familia humana y su futuro'», dijo Francisco, citando un trecho de la Carta ‘Humana communitas’, para, después, destacar una paradoja:
«Justamente cuando la humanidad posee capacidades científicas y técnicas para alcanzar un bienestar equitativamente difundido, observamos una intensificación de conflictos y un aumento de las desigualdades», dijo Francisco, agregando:
«El desarrollo tecnológico nos permitió resolver problemas hasta hace pocos años insuperables. El ‘poder hacer’ puede oscurecer a quien hace y para quien se hace. El sistema tecnocrático basado en el criterio de la eficiencia no responde a las cuestiones más profundas que el hombre se hace. Si de un lado no es posible dispensar sus recursos, de otro impone su lógica a quien lo utiliza.»
«La evolución actual de la capacidad técnica produce un encanto peligroso: en vez de entregar a la vida humana los instrumentos que mejoran su cura, se corre el riesgo de entregar la vida a la lógica de mecanismos que deciden su valor. Esa inversión está destinada a producir resultados nefastos: la máquina no se limita a dirigirse sola, sino acaba guiando al hombre. La razón humana es así reducida a una racionalidad alienada de los efectos, que no puede ser considerada digna del hombre.»
Técnica, bioética, robótica
El Papa enfatizó «los serios daños causados al planeta, nuestra casa común, por el uso indiscriminado de medios técnicos», destacando que «la bioética global es un frente importante en el cual trabajar».
«Ella expresa la consciencia de la profunda incidencia de los factores ambientales y sociales sobre la salud y la vida», subrayó.
Luego agregó: «La inteligencia artificial, robótica y otras innovaciones tecnológicas deben ser usadas a fin de contribuir para el servicio de la humanidad y para la protección de nuestra Casa común, y no para el exacto opuesto, como infelizmente, prevén algunas estimativas. La dignidad inherente de todo ser humano debe estar firmemente colocada en el centro de nuestra reflexión y acción».
Un gran riesgo
El Pontífice destacó y enfatizó que «es real el riesgo del hombre a ser tecnologizado, en vez de la técnica ser humanizada». «Son atribuidas a las ‘máquinas inteligentes’ capacidades que son propiamente humanas». «Nuestro compromiso, intelectual y especialista, será un punto de honra para nuestra participación en la alianza ética a favor de la vida humana».
Francisco concluyó, incentivando a todos a «proseguir en el estudio y en la investigación a fin de que la obra de promoción y defensa de la vida sea cada vez más eficaz y fecunda».
No entregar la vida a la lógica de mecanismos que deciden su valor «es real el riesgo del hombre ser tecnologizado, en vez de la técnica ser humanizada».(JSG)
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