Madrid (Viernes, 01-03-2019, Gaudium Press) El primer viernes de marzo se conmemora en Madrid, España, la tradicional celebración del Cristo de Medinaceli, en la cual numerosos devotos se acercan a venerar y besar la imagen de Jesucristo. Durante 24 horas o más, miles de fieles hacen fila para tomar parte en esta manifestación de fe, pero algunos de ellos llegan a esperar durante días con el fin de ser los primeros en honrar esta tradición local. Es el caso de Manoli, una mujer de 81 años de edad que ha desafiado la intemperie y el frío durante siete días.
Manoli, peregrina al Cristo de Medinaceli desde hace 44 años. Foto: ArchiMadrid. |
«44 años seguidos visitándole al Cristo, y vengo porque, de momento, todo lo que le pido me lo concede», comentó la mujer al servicio informativo de la Arquidiócesis de Madrid. «Aquí siempre he sido la primera, siempre. He visto llover, nevar, de todo… Y cuando viene alguien por aquí, dice: ‘¡Ya está ahí la Manoli!’, porque me conocen hasta los coches. Y mientras pueda venir, lo haré». El esfuerzo de la mujer es notable debido a las bajas temperaturas y su avanzada edad. «Por las noches paso un frío insoportable, ¿eh? Pero ni un constipado, ni tos, ni nada por el estilo… ¡El Cristo me cuida!».
La devota mujer no es la única en esperar durante días. A su lado se encontraba una pareja que celebró su matrimonio en la Basílica de Medinaceli hace 43 años y han convertido la peregrinación en una tradición personal desde hace 27 años. Como Manoli, María Carmen y Jesús afirman que Cristo les ha concedido todo lo que le han pedido. «Venir aquí te hace mucho bien y te llena de una paz increíble», indicó Jesús, tras comentar que su esposa ha sido diagnosticada de leucemia, operada por un tumor cerebral y ha tenido que recibir una prótesis de cadera. En todas esas oportunidades ha podido asistir al Besapiés poco tiempo después en excelente estado de salud. «Oye, que los médicos son fantásticos, pero si el Cristo nos echa una mano, pues mejor», comentó la mujer.
«Los Capuchinos creemos que no hay ninguna necesidad de estar unos días antes haciendo fila en la calle, para ver quién es la primera persona que pasa a besar la imagen del Cristo», aclaran los religiosos que administran el Santuario sobre esta costumbre de los fieles. «Como en años anteriores, la Basílica estará abierta hasta que pasen ante el Cristo todas las personas que están en la fila. Durante esa jornada, las Eucaristías en la Basílica se celebrarán a cada hora». A pesar de que no exista una necesidad material para estar allí ni un precepto de la Iglesia que lo obligue, los fieles continúan sumando sus sacrificios personales a la peregrinación. Esta, como otras formas de piedad popular, se encuentra gobernada por la intuición y el cariño agradecido de quienes han recibido milagros y favores de Dios.
Con información de Arquidiócesis de Madrid.
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