Comunidad católica subterránea en santuario mariano en China se mantiene fiel a pesar de no contar con templo durante 20 años

Beijing (Viernes, 01-03-2019, Gaudium Press) Los creyentes católicos subterráneos de Donglu, China, han perseverado en la fe a pesar de no contar con un templo hace 20 años y tener que celebrar Eucaristías al aire libre, a veces bajo la lluvia o el frío intenso. El motivo de esta represión es intentar suprimir las manifestaciones públicas de fe suscitadas por las apariciones de Nuestra Señora de China.

La comunidad católica subterránea en Donglu celebra la Eucaristía al aire libre. Foto: Bitter Winter.

Las apariciones iniciales ocurrieron durante la Rebelión de los Boxers en el año de 1900. Tras los hechos extraordinarios se edificó un templo, que fue consagrado como Santuario Nacional de Nuestra Señora de China en la década de 1930 y designado como lugar de peregrinación por el Beato Papa Pío IX. Poco tiempo después, este templo fue destruido durante la Segunda Guerra Mundial. Sólo hasta 1992 se edificó un nuevo Santuario.

El Santuario vivió un nuevo florecimiento en 1995, cuando más de 30 mil personas que asistían a la fiesta de Nuestra Señora de China en el mes de mayo afirmaron haber sido testigos de una nueva aparición de la Madre de Dios. El hecho fue interpretado como una amenaza por parte de las autoridades comunistas, que desalojaron el templo al día siguiente y prohibieron las peregrinaciones al año siguiente, bloqueando las vías de acceso a la población y destruyendo además el templo en el que se congregaban los fieles.

Pero en la actualidad, la fe permanece viva en este Santuario mariano sin templo. Reporteros de la revista Bitter Winter visitaron la población para constatar que la comunidad local, mayoritariamente católica, se reúne para celebrar la Eucaristía en torno a un altar móvil en cualquiera de las calles de la población en medio del frío, y lo ha hecho así sin interrupción desde hace 20 años. «Después de que el templo fue demolido en 1996, los miembros de la Iglesia construyeron un lugar de encuentro simple, pero ese también fue destruido por el gobierno», comentó un anciano católico a la revista. «Después de eso, fuimos forzados a movernos subrepticiamente de un lugar a otro para celebrar la Eucaristía. Hemos estado haciendo eso por más de 20 años».

Los reporteros preguntaron a los fieles por qué no construyen otro templo para no soportar el frío, pero les respondieron que las autoridades demuelen las edificaciones cuando la construcción está a medio terminar. Los fieles en la vecina población de Xiezhuang, padecen la misma limitación, aunque a ellos se les ha permitido mantener una rústica estructura que provee un techo para la celebración de la Eucaristía.

Con información de Bitter Winter.