Asunción (Lunes, 26-10-2009, Gaudium Press) Diversos sectores de la Iglesia paraguaya exteriorizaron su profunda preocupación por el caso del secuestro del ganadero Fidel Zavala, quien lleva dos semanas en cautiverio, presuntamente por parte del autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), en la zona norte del país. Esta vez fue el obispo de Caacupé, sede de la Virgen de los Milagros, lugar preferido de peregrinación y devoción mariana del pueblo paraguayo, quien pidió oraciones por la liberación del secuestrado.
Mons. Claudio Giménez rezó por los accidentados del avión, lamento el nuevo secuestro y se acordó de los inundados de Encarnación. Fue durante su homilía de la tradicional misa de las 7 de la mañana en la basílica de la Virgen de los Milagros de Caacupé.
Habló de las debilidades que nos impiden abrir los ojos y pidió analizarlas en estos momentos de dolor que estamos pasando, por diversas razones, en nuestro país.
Se refirió a los fuertes, «aquellos que tienen armamentos», pero que sin embargo llega la muerte y demostramos que somos débiles. Agregó que el pecado es una gran debilidad; las decisiones injustas, a veces hechas a lo mejor con mucha prepotencia, son en el fondo signos de debilidad. Más adelante, se explayó sobre las agresiones diciendo que, por más fuerza y energía y armas que se utilicen, son signos de debilidad y que «ahí, entran los secuestros que se han venido dando en nuestro país en estos últimos años. La incapacidad de comprender y de recibir al semejante en el corazón son debilidades», remarcó.
«Somos incapaces de asumir nuestra debilidad propia y también la debilidad de los demás, y se busca resolver las propias limitaciones a base de violencias, de dominios y de egocentrismo», dijo.
Buscando una respuesta a muchas cosas que suceden, Mons. Giménez dijo que «puede ser que estemos ciegos a causa de muchas cosas, nos hacen ciegos el odio, el dinero o la avaricia, queremos todo sin compartir con nadie. La violencia enceguece muchísimo y los vicios en general».
El obispo llamó a dejar algunas cosas que atan, como por ejemplo liberarnos del poder excesivo, del dinero acumulado no compartido, de la corrupción, de los vicios, de la violencia, para unirnos a la causa común del Creador.
Relató que en estos momentos nos sentimos golpeados por tantas cosas; las inundaciones, los siniestros y especialmente este nuevo secuestro. Volvió a repetir que «el método violento no va a ser el más adecuado para buscar un país mejor».
Todos queremos un pueblo donde reine la justicia, la verdad, el amor entre todos los paraguayos, pero no con violencia, porque la violencia va a empeorar todo. Con racionalidad, con humanidad y sobre todo con pensamiento evangélico, unirnos mutuamente.
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