Canberra (Viernes, 29-03-2019, Gaudium Press) Uno de los temores recientes sobre la posible vulneración de la libertad religiosa en Australia se hará realidad el próximo 31 de marzo, cuando una nueva ley aprobada en el Territorio Capital Australiano entre en vigor. La norma obliga a los sacerdotes a reportar los crímenes de abuso infantil de los cuales tengan conocimiento, incluso si este conocimiento fue obtenido durante el Sacramento de la Confesión. Esta disposición es directamente contraria a las leyes de la Iglesia, que protegen con firmeza el Secreto de Confesión y castigan con la pena de excomunión a quienes lo violenten.
Mons. Cristopher Prowse, Arzobispo de Canberra y Goulburn. Foto: Catholic Voice. |
«Como líder dentro de la Iglesia Católica, aplaudo la inclusión del clero como informantes obligatorios de abuso sexual infantil dentro de la ley. De hecho, lo pedí hace algunos años antes de que fuera propuesto para la legislación», explicó Mons. Christopher Prowse, Arzobispo de Canberra y Goulburn a Catholic Voice. «El punto discutible es el tema del Secreto de Confesión».
El prelado recordó varias condiciones prácticas que hacen inefectiva la disposición. «Las confesiones son anónimas. Los sacerdotes, a diferencia de los consejeros, no hacen citas. Los confesores generalmente desconocen la identidad del penitente debido a la construcción de la sala confesional». Mons. Prowse afirmó que estas circunstancias fueron informadas a los legisladores y declaró como «inoperable» la extensión del deber de reporte a la Confesión sacramental. «Los sacerdotes de todo el mundo están obligados a nunca revelar lo que se habla en el confesionario».
«En el improbable caso de que se divulgue el abuso infantil no denunciado durante la Confesión, los sacerdotes, sin violar el Sello de Confesión, tendrán la oportunidad de alentar y ayudar a la persona a informar a las autoridades civiles», declaró la Arquidiócesis de Canberra y Goulburn en un comunicado oficial por la aplicación de la ley publicado el pasado 27 de marzo, convirtiéndose esta en la posición definitiva de la Iglesia local ante la norma. El documento aclara que la Iglesia mantiene su compromiso activo en favor de la protección de los niños.
El comunicado recordó que los católicos se esfuerzan por cumplir las leyes y trabajan para mantener ambientes seguros para los niños. «El abuso sexual de niños y personas vulnerables es tanto un crimen como un pecado. Las autoridades civiles se ocupan de la delincuencia y el castigo. La comunidad de fe trata con el pecado y el perdón, el apoyo y la sanación», indicó la declaración. «Entendemos la intención de salvaguardia del Gobierno. Sin embargo, cambios a la ley de delitos mencionados anteriormente abordan este problema».
La Iglesia local apoya que los ciudadanos realicen reportes de los delitos, y considera que esa acción «es un desarrollo verdaderamente significativo ya que ayudará a capturar el abuso infantil no solo en las instituciones, sino en la comunidad en general». También indicó que el Instituto de Estándares Profesionales y Salvaguardias de la Arquidiócesis de Canberra continuará su capacitación de sacerdotes, parroquias, instituciones de salud, educación y agencias de bienestar para que los católicos tengan instrucciones claras de denunciar delitos de maltrato infantil ante las autoridades.
«Los sacerdotes nos encontramos al borde de una elección imposible. Tendremos que respetar el sello de confesión y enfrentar la persecución, o cumplir con la ley y enfrentar la excomunión automática», se lamentó el Arzobispo. «Las leyes para romper el Secreto de Confesión son una distracción de otras medidas que pueden hacer mejoras reales e importantes para la seguridad de los niños».
Con información de Arquidiócesis de Canberra y Goulburn y Catholic Voice.
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