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Bahía – Salvador (Lunes, 01-04-03-2019, Gaudium Press) Ni la fuerte lluvia impidió que más de 200 mil fieles participasen de la 34ª edición de la Caminata Penitencial realizada en la mañana del último domingo, 24, en la Arquidiócesis de Salvador, Bahía, Brasil.
El evento, que ocurre anualmente, siempre en el tercer domingo de la Cuaresma, comenzó en tres lugares diferentes: Basílica Santuario Nuestra Señora de la Concepción de la Playa (Comercio), Iglesia San Vicente de Paul (Playa de Lobato) y Parroquia Nuestra Señora de los Mares (Largo de los Mares).
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Antes de la Caminata Penitencial, a las 06:30 horas, el Arzobispo de Salvador y Primado del Brasil, Mons. Murilo Krieger, presidió una Santa Misa en frente a la Basílica Nuestra Señora de la Concepción de la Playa. En el mismo horario fueron celebradas Misas en la Iglesia San Vicente de Paul, presidida por el Padre Sérgio Ricardo; y en la Parroquia Nuestra Señora de los Mares, presidida por Mons. Estevam dos Santos Silva Filho, Obispo Auxiliar de Salvador.
Al término de las misas, los fieles de Concepción de la Playa y de San Vicente de Paul caminaron hasta la Parroquia Nuestra Señora de los Mares, donde se encontraron y siguieron juntos hasta la Basílica Santuario Señor Buen Jesús de Bonfim. Los ocho kilómetros de recorrido, fueron acompañados por dos cruces, cada una con seis metros de largo y tres metros de ancho.
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Los millares de fieles subieron la Colina Sagrada para rezar y recibir la bendición. Cuando llegaron frente a la Basílica, la imagen del Señor de Bonfim pasó por los peregrinos que querían tocarla en un gesto de amor, respeto y devoción.
«La caminata recuerda aquel trayecto hecho por el Pueblo de Dios en el desierto a lo largo de 40 años. Es el pueblo en camino, que sabe que no tiene aquí en la tierra morada permanente, está yendo en dirección al cielo, a la Santísima Trinidad. Penitencial: es tiempo de purificarnos, de volvernos para Dios, respondiendo al apelo de Jesús: ‘Convertíos y creed en el Evangelio'», afirmó Mons. Murilo Krieger.
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El Arzobispo de Salvador explicó además que «la penitencia viene a recordarnos que la vida es marcada por sacrificios y que es importante asumirlos con amor; el sacrificio y el sufrimiento no purifican a nadie, lo que purifica es el amor con que nosotros hacemos aquello que tal vez sea hasta contrario a nuestra naturaleza. Entonces, la Caminata Penitencial tiene esta marca. Es una manera de decir al Señor: ‘queremos ser Tu pueblo, colocarnos en camino; queremos aceptar las pruebas que aparezcan en nuestra vida y queremos enfrentar todo con amor'». (EPC)
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