Roma (Martes, 02-04-2019, Gaudium Press) El 1º de abril de 1934, un Domingo de Pascua, en la Plaza de San Pedro en el Vaticano era canonizado por el Papa Pío XI San Juan Bosco, el «Apóstol de la juventud». Hace 85 años ya de este acontecimiento.
En aquella ocasión una multitud de fieles llenó el lugar para celebrar al nuevo santo, concluyendo así el largo proceso de beatificación y canonización del fundador de la Congregación Salesiana que había comenzado en Turín, Italia, el 4 de junio de 1890.
Era tanta la multitud que llegó a la Basílica de San Pedro para ser testigos de la canonización de Don Bosco, que el Pontífice realizó una procesión y hubo cortejo papal para aquellos que no pudieron ingresar al templo. Así lo relata Eugenio Ceria en «Crónica de la Ceremonia de Canonización de San Juan Bosco»:
«Pío XI quiso, con un gesto paternal, que los que no habían podido ingresar en la basílica, tuviesen también la satisfacción de ver algo… y al Papa; dispuso, pues, contra la costumbre, que el desfile hiciese un amplio giro desde el portón de bronce por la plaza hasta el centro de escalinata y que después… subiera poquito a poco hasta el atrio de la Basílica».
El momento más importante fue cuando Pío XI declaró Santo al entonces Beato Juan Bosco. Así se expresó entonces el Pontífice:
«En honor de la santa e individua Trinidad, para la exaltación de la fe católica e incremento de la religión cristiana, con la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y Nuestra, después de madura deliberación y haber implorado repetidas veces la ayuda divina y oído el parecer de nuestros venerables hermanos Cardenales de la Santa Iglesia Romana, Patriarcas, Arzobispos, y Obispos residentes en la Urbe, decretamos y definimos que el Beato Juan Bosco es Santo y lo inscribimos en el número de los Santos, estableciendo que se honre devotamente su memoria por la Iglesia universal entre los Santos Confesores no Pontífices, cada año, el treinta y uno de enero. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo».
Otro hecho significativo ocurrió ese 1º de abril. Una vez Don Bosco fue proclamado santo, y al tiempo que sonaban las campanas de la Plaza de San Pedro dando este anuncio, dos palomas mensajeras eran lanzadas al cielo para llevar a Turín, a la casa madre de la Familia Salesiana, un mensaje escrito y firmado por el entonces Rector Mayor de los Salesianos y 4º sucesor de San Juan Bosco que comunicaba:
«Ciudad de Vaticano, primero de abril a las diez y cuarto. Aleluya. El Vicario de Cristo acaba de proclamar Santo a Don Bosco. Que él bendiga a Turín, a Italia, al mundo. Pedro Ricaldone».
San Juan Bosco nació en Castelnuovo de Asti, Italia, el 16 d agosto de 1815. Fue educado con sólidos valores cristianos por su madre Margarita Occhieta, «Mamá Margarita», quien fue declarada venerable en 2006 por Benedicto XVI (Ver nota anterior: Promueven causa de Beatificación de la madre de Don Bosco), y acompañaría a su hijo en la fundación y obra de la Familia Salesiana.
Juan Bosco fue ordenado sacerdote en 1841, siendo pupilo de San José Cafasso. En su labor pastoral se siente llamado por Dios a acompañar a los jóvenes más pobres y abandonados, dando vida al primer oratorio salesiano.
Tiempo después, centrando su atención en la juventud, funda la Pía Sociedad de San Francisco de Sale, los Salesianos, y más adelante, junto con Santa María Mazzarello, el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, Salesianas.
Es Don Bosco quien por inspiración de Nuestra Señora, anima la edificación de la Basílica de María Auxiliadora en Turín, que es casa de la Familia Salesiana en el mundo.
San Juan Bosco falleció en Turín el 31 de enero de 1888, iniciando su proceso de canonización el 4 de junio de 1890.
Con información de donbosco.es y Catholic.net.
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