Managua (Martes, 22-04-2019, Gaudium Press) Multitud de feligreses, incluso no creyentes, acompañaron a Mons. Silvio Báez, obispo auxiliar de Managua, en su última misa dominical en el país, antes de partir para Roma a pedido del Santo Padre. Las palabras de su homilía en la misa del Resucitado en la iglesia de Nuestro Señor de Esquipulas, también fueron muy conmovedoras.
«Quienes seguimos a Jesús no lo olvidemos: Tenemos que adoptar siempre una postura clara y firme contra todo lo que destruye o degrada la vida o la dignidad humana. ¡No se negocian las libertades! Ni la dignidad ni la vida de las personas», remarcó.
En comparación con las autoridades que condenaron a Jesús, el prelado nicaragüense aludió a las injusticias de los poderosos: «Para los poderosos de la política Jesús también se volvió insoportable. Jesús criticó a los que gobiernan, porque oprimen a su pueblo, y luego quieren hacerse llamar bienhechores». Entretanto, el Señor «no dudó en denunciar que las ambiciones políticas son un dios que esclaviza al corazón, enfría el amor y exige sacrificios humanos».
Es «labor de los creyentes» «ver a Dios en los crucificados de hoy», enfatizó Mons. Báez, quien era vitoreado por los asistentes a la eucaristía : «¿De parte de quién estamos? Hagámonos siempre esa pregunta: ¿de parte de los que crucifican o los crucificados?», preguntó a la multitud, para responder que se debe ser solidario con las «víctimas de los poderosos». Mons. Báez repitió la frase que ya se convirtió en slogan de muchos: «Un pueblo crucificado resucita siempre».
Pedido de libertad para dos periodistas
En determinado momento, el obispo auxiliar de Managua clamó por la liberación de los periodistas Miguel Mora y Lucía Pineda Ubau, presos políticos del régimen orteguista:
«Miguel y Lucía unos profesionales de la comunicación, del periodismo, extraordinarios. Me duele que estén presos injustamente y le pido al Señor que su dignidad sea respetada y que muy pronto estén libres. Quisiera dedicar un pensamiento lleno de cariño y de dolor por todos los presos políticos que están en las cárceles injustamente. En nombre de Jesús, le pido al Señor que muy pronto recobren la libertad que merecen», dijo.
No me arrepiento de nada
El prelado habló sobre su importante labor, que lo han erigido como uno de los referentes en Nicaragua ante las acciones del gobierno contra los derechos humanos: «No me arrepiento de nada y le doy gracias al papa Francisco que no me reprochó nada ni me hizo ninguna observación negativa sobre mi ministerio. He querido solamente en el nombre de Jesucristo caminar al lado del pueblo, servir a Nicaragua con la fuerza y la luz del evangelio», manifestó.
«No tengo otro interés, no me une nada a ningún grupo ideológico y político. He querido solo servir al señor en todos ustedes, no he querido ni buscado otra cosa, como tampoco le he pedido dinero a nadie. He dado gratis lo que el Señor me dio gratis», concluyó.
Con información de El Confidencial
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