Masaya (Jueves, 25-04-2019, Gaudium Press) Sobre la persona de Mons. Silvio Báez, su salida del país, y la Procesión del Silencio, habló con el diario La Prensa el P. Edwin Román, párroco de la iglesia San Miguel Arcángel en Masaya – Nicaragua, y una de las figuras eclesiásticas más conocidas del país, entre otras razones por su abierta denuncia de las violaciones de derechos humanos de parte del régimen.
El Padre Román era muy cercano a Mons. Báez.
Sobre el legado que deja Mons. Báez al país, el P. Román afirma que «más que legado, es su palabra profética, su palabra profética para el pueblo nicaragüense. A mí, en particular, yo muchas veces le dije: usted es mi escuela, para mí monseñor Báez ha sido un padre como un hombre intelectual. Sabemos de su doctorado en Sagradas Escrituras, cuántas veces yo, muchas cosas yo le aprendí como obispo. El legado para el pueblo nicaragüense es la fortaleza que nos deja. Repito la palabra profética que ha quedado grabada en muchos corazones nicaragüenses. Verdaderamente ha sido muy dolorosa su partida, como él mismo lo ha expresado, se va con mucho dolor, se va con el corazón destrozado por Nicaragua. Sin embargo, él es un hombre de fe, es un pastor y le debe obediencia también al Papa, como todo sacerdote le debemos obediencia a nuestros obispos».
Describe el sacerdote al obispo como un «hombre muy humano, muy pastor, un hombre intelectual también. Es un hombre muy humilde, me enseñó mucho cuando se daban los tiempos de levantamiento aquí en Masaya. Más de dos veces, tres veces al día estábamos en comunicación, yo siempre le llamaba, él a mí, igualmente lo hacía el Cardenal Brenes, pero lo hice un poco más con monseñor Báez porque tenía WhatsApp, entonces había más comunicación y siempre me animó, y muchas veces yo llorando contándole las cosas, y tal vez él mismo llorando al otro lado del teléfono. Recuerdo cuando trajeron a un niño de 15 años, Junior Gaitán, el primer jovencito que trajeron a la parroquia ya fallecido con un disparo de AK en su pecho, yo le llamé a él y me puse a llorar y él también se puso al otro lado del teléfono».
Existe una foto, en la que el día 21 de junio del año pasado, Mons. Báez aparece abrazado con el P. Román, ambos compungidos: «Yo tenía más de mes y medio de no ver a monseñor, solamente de hacerle los comentarios por el teléfono, entonces cuando yo veo al cardenal lo saludo, es mi pastor, pero cuando miré a monseñor Báez en ese momento yo sentí que se me retrocedía el casete de todo lo que yo le venía contando, de todo lo que venía viviendo, igualmente él todo lo que yo le había comentado y el abrazo que nos damos es de dolor, de llanto y sentí que mi pecho y el de él se alteraban y nos dimos un abrazo muy fuerte. El obispo para mí es pastor, pero es como mi papá, yo sentí que aunque tenga él dos años mayor que yo, sentí que era mi papá, mi pastor, un masaya que estaba compartiendo su dolor conmigo. La partida de él me ha destrozado (se le quiebra la voz y llora). Viera cómo me duele».
Procesión del Silencio
En Semana Santa el P. Edwin Román programó una Procesión del Silencio, donde el portó una bandera nicaraguense, y las personas llevaba velas con nombres de civiles asesinados. «Yo mismo invité a familiares, no es que esté manipulando las cosas religiosas, no. La procesión es la manifestación de fe de un pueblo católico», dice el P. Román. Había en la procesión familiares de las víctimas, y había tensión pues podían ser agredidos por simpatizantes del régimen. Muchos se identificaron con un Jesús padeciente, era una Nicaragua padeciente.
Con información de La Prensa
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