Washington (Lunes, 29-04-2019, Gaudium Press) La redactora estadounidense y editora directiva asociada del portal católico The Catholic Thing, Emily Rolwes, dedicó un artículo de opinión a destacar la importancia del arte en la misión evangelizadora de la Iglesia en el día de hoy. Esta importancia no es para la autora una simple recomendación, sino que se trata de una necesidad, subrayada por el Papa San Juan Pablo II, cuyas palabras preservan su autoridad y fueron recordadas por la editora en el quinto aniversario de su canonización.
El arte sacro comunica realidades intangibles a través de la belleza. |
«Para comunicar el mensaje que le ha confiado Cristo, la Iglesia necesita el arte», indicó Rolwes, citando las palabras de San Juan Pablo II en su Carta los Artistas. «El arte debe hacer perceptible, y tanto como sea posible atractivo, el mundo del espíritu, de lo invisible, de Dios. Debe por tanto traducir en términos significativos lo que es de suyo inefable». Para el Pontífice, el arte ofrece posibilidades de comunicar formas, colores y sonidos que motivan y nutren la intuición de quienes lo admiran, de forma que pueden transmitir un mensaje «sin vaciarlo de su valor trascendente y de su aura de misterio».
Esta capacidad es notable para la labor evangelizadora y su uso imita lo que el propio Jesucristo aplicó en su comunicación de la Buena Noticia: «Cristo mismo hizo un uso extensivo de las imágenes en su predicación, manteniendo plenamente su voluntad de hacerse, en la Encarnación, la imagen del Dios invisible», comentó el Papa polaco.
«La Iglesia también necesita músicos», agregó el Santo Padre. «¡Cuántas obras de arte sacro se han compuesto a través de los siglos por personas profundamente imbuidas con el sentido del misterio! La fe de incontables creyentes ha sido alimentada con melodías que fluyen de los corazones de otros creyentes, ya sean introducidos en la Liturgia o usados como ayuda del culto digno». La música permite expresar la fe de una manera vibrante y alegre y alimentar la esperanza de los fieles en la acción de Dios.
Pero las obras de arte sacro no se limitan al canto y la imagen. «La Iglesia necesita arquitectos, porque necesita espacios para reunir al pueblo cristiano y celebrar los misterios de la salvación», indicó. El Pontífice recordó cómo, después de la Segunda Guerra Mundial, una generación de arquitectos fue requerida para reparar los graves daños a los templos causados en el conflicto. Estos profesionales demostraron su capacidad de inspirarse en la religión y desarrollaron proyectos que fueron a la vez obras de arte y lugares de oración.
Con información de The Catholic Thing.
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