Río de Janeiro (Miércoles, 28-10-2009, Gaudium Press) El arzobispo de Río de Janeiro, Mons. Orani João Tempesta, lanzó ayer, oficialmente, la campaña «Yo Soy de Cristo», con el objetivo de recaudar fondos para la restauración del monumento del Cristo Redentor. A partir de hoy, una réplica perfecta del Cristo Redentor, bajo la forma de broche, estará a la venta en las 252 parroquias de la Arquidiócesis a R$ 7 cada uno. El dinero recaudado con la venta de los broches será revertido en obras de limpieza, reforma y conservación del Cristo, presupuestadas en R$ 6 millones (US$ 3.5 millones aprox.).
Además de Mons. Orani, participaron también del lanzamiento de la campaña el presidente de la Asamblea Legislativa de Río de Janeiro (ALERJ), diputado Jorge Picciani; el representante de Gobierno del Estado, Luiz Carlos Pugialli; Mons. Edney Gouvêa Mattoso, obispo auxiliar de Río de Janeiro; el ecónomo de la arquidiócesis, Mons. Abílio Ferreira Nova; y otros sacerdotes cariocas. Para Mons. Orani, más que una campaña de recaudación, él quiere transformar el proyecto «Yo Soy de Cristo» en una gran acción evangelizadora.
«Aunque sea necesaria, la mayor preocupación de la Iglesia no es solo recaudar. Queremos hacer de esta campaña, también, una acción evangelizadora. Es necesario anunciar Jesucristo a las personas. Y mejor que la imagen del Cristo Redentor, imposible», declaró Mons. Orani. «Esta campaña es para la conservación del monumento del Cristo Redentor. Pero es, también, para que sea reconstruida la persona de Jesucristo en el semblante de cada hermano de esta ciudad. Vamos a cargar la imagen de Cristo en el pecho y mostrar al Brasil la señal de nuestra fe», concluyó.
Una reciente inspección técnica constató la necesidad urgente de reforma en la estructura interna y de protección en el revestimiento externo de la imagen. Transformado en Santuario en 2006 y en una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno en 2007, el Cristo Redentor está situado dentro del Parque Nacional de Tijuca, en la Zona Norte de la ciudad, y sufre los desgastes del tiempo, además de los fenómenos climáticos, como vientos, lluvias, rayos y sol. Las obras aún no tienen fecha de inicio, pero deben durar de cuatro a seis meses.
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