Managua (Jueves, 02-05-2019, Gaudium Press) En el día de ayer, fiesta de San José Obrero, los obispos nicaragüenses emitieron un mensaje pascual en el que constatan «con dolor, cómo continúa el sufrimiento de la familia nicaragüense. Los presos políticos, la falta de respeto a los derechos constitucionales, los exiliados, los refugiados, los asilados, la pobreza, el desempleo, la inseguridad», entre otros hechos, «evidencian que sin la Presencia del Dios que ha puesto su tienda entre nosotros, no tenemos futuro».
Invitan los prelados a construir una sociedad de paz, «la paz que se desprende del Crucificado-Resucitado». «Es la paz que necesita nuestro país para no repetir una historia de sufrimiento, muerte, dolor y agonía».
Expresan los obispos nicaragüenses que es «imperativo que en una sociedad no existan acciones de represión y persecución, propiciando, antes bien un clima de irrestricta libertad y confianza», en el que las personas puedan «ejercer sus derechos y libertades públicas fundamentales», y donde «las estructuras de gobierno no sean un poder arbitrario ni la oportunidad para la repartición de cargos, prebendas y privilegios».
Independencia de los poderes del Estado
Abogan los obispos por la independencia de los poderes del Estado, y afirman que «por ninguna razón un solo poder del Estado puede prevalecer sobre los demás». «En el caso del poder electoral es necesario que de acuerdo a las normas establecidas, se renueve de tal manera, que sea confiable e independiente, de tal modo que se dé un proceso electoral neutral, imparcial y observado». Asimismo, piden que la administración de justicia constituya un poder «absolutamente independiente, imparcial, profesional y éticamente impartida». «Sin una justicia independiente no hay libertad».
Tras fundamentar la libertad de expresión en la propia expresión de Dios, los obispos nicaragüenses afirman que es ella «un principio natural para el nuevo orden de libertades y desarrollo que aspira el país, evitando la desinformación, la calumnia, la difamación y el amor a los escándalos».
Apoyan en el documento los prelados el diálogo del que el Nuncio en Nicaragua es testigo, para que produzca acuerdos que contemplen «la verdad sobre los hechos, la no impunidad de los culpables, la reparación y reinserción de las víctimas y sus familiares, así como garantías de no repetición. Es lo único que puede darles verdadera seguridad a los ciudadanos», expresan.
Nicaragua «vive un momento crucial en el cual tendrá que definir las bases de su futuro como país», advierten. Finalmente invocan a la Virgen, «la cual se alegró cn la resurrección de su Hijo, al participar de su dolorosa pasión», para que «interceda por nosotros y nos haga partícipes de su alegría».
Firman todos los obispos nicaragüenses, con el Cardenal Brenes a la cabeza, salvo Mons. Silvio Báez, obispo auxiliar de Managua, que se encuentra en Roma.
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