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Sofía (Domingo, 05-05-2019, Gaudium Press) Tras recibir y dar su saludo a las autoridades locales, el Papa Francisco celebró la eucaristía en la Plaza Knyaz Alexander I, en el centro de Sofía, en su primer día de la visita apostólica a Bulgaria, que también lo llevará el 7 de mayo a Macedonia del Norte.
Francisco aprovechó la lectura evangélica del día, que trata de la tercera aparición del Señor a los discípulos tras su resurrección. Pedro y algunos apóstoles estaban pescando en el lago de Tiberiades.
Recordó el Papa que a Pedro Jesús lo llama «a dejar su oficio de pescador para convertirse en pescador de hombres» (cf. Lc 5,4-11).
Entretanto, y a pesar de ya haber sido testigos de la resurrección, «Pedro vuelve a la vida de antes: «Me voy a pescar», dice. Los otros discípulos no se quedan atrás: «Vamos también nosotros contigo» (Jn 21,3). Parece que dan un paso atrás; Pedro vuelve a tomar las redes, a las que había renunciado por Jesús». Sin embargo, afirma el Papa, «El Señor sabe lo fuerte que es para nosotros la tentación de volver a las cosas de antes».
En la Escritura, las redes de Pedro, las cebollas de Egipto, son símbolos de la nostalgia del pasado, dque desea recuperar algo que se había dejado. Francisco define esto como «la psicología del sepulcro que tiñe todo de resignación, haciendo que nos apeguemos a una tristeza dulzona que, como polilla, corroe toda esperanza».
Paciencia del Señor
Entretanto, «en el fracaso de Pedro, llega Jesús, comienza de nuevo, con paciencia sale a su encuentro y le dice «Simón» (v. 15): era el nombre de la primera llamada». Esto es así porque Jesús «No espera encontrarse con personas sin problemas, sin desilusiones, pecados o limitaciones».
Así como con Pedro, así con nosotros: «Todas las mañanas, nos busca allí donde estamos y nos invita «a alzarnos, a levantarnos de nuevo con su Palabra, a mirar hacia arriba y a creer que estamos hechos para el Cielo, no para la tierra; para las alturas de la vida, no para las bajezas de la muerte»». «Cuando la llamada de Jesús es la que orienta nuestra vida, el corazón se rejuvenece», dijo el Papa.
El Papa comentó el diálogo entre Jesús y Pedro, donde el Señor le pregunta, tres veces, si lo ama:
«Por eso pide a Pedro y nos pide a nosotros que sintonicemos con su mismo lenguaje: «¿Me amas?». Pedro acoge la invitación y, después de tanto tiempo pasado con Jesús, comprende que amar quiere decir dejar de estar en el centro».
Pedro, ya no él creyéndose el centro «ee reconoce frágil, comprende que no puede seguir adelante sólo con sus fuerzas. Y se funda en el Señor, en la fuerza de su amor, hasta el extremo». Y el Papa continua: «Ser cristiano es una invitación a confiar que el amor de Dios es más grande que toda limitación o pecado».
Todo lo ocurrido con los apóstoles y particularmente con San Pedro nos debe cuestionar. Debemos dejarnos guiar por el amor de Dios, y no por el amor de sí mismos, para que Dios haga una «obra de arte» con nuestras vidas.
Con información de Vatican News
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