Estados Unidos – Washington (Lunes, 06-05-2019, Gaudium Press) La Agencia Fides, órgano de información de las Obras Misioneras Pontificias, publicó una serie de relatos de religiosas y religiosos sobre los beneficios del uso del hábito para la evangelización.
De acuerdo con la Hermana Miriam del Cordero de Dios, fundadora de las Hijas de María, Madre de la Esperanza lo que la atrajo a la vida religiosa, cuando todavía era apenas una joven judía sin conocimiento alguno de la Fe Católica, fue ver a las monjas con hábitos que iban hasta los pies.
Actualmente, la religiosa defiende y destaca la importancia del uso del hábito en las comunidades consagradas como forma de testimonio cristiano, misión y evangelización. «Las personas se aproximan preguntando: ‘¿Usted es monja? ¡Pensé que ya no existían!’ Y piden oraciones. El hábito trae esperanza a la sociedad y al mundo», resalta.
Según ella, las personas «no necesitan de religiosos que sean como una de ellas, de la misma forma como los niños no necesitan de padres que sean sus amigos o compañeros. Necesitan religiosos que los guíen hasta el cielo».
Otra religiosa, Sor Marie Andre, abadesa del monasterio de Nuestra Señora de la Soledad en Tonopah (Arizona), declara que «amamos nuestros hábitos», pues «aunque no parezca son prácticos para nuestra vida contemplativa, inclusive en el desierto. Estamos cubiertas de los pies a la cabeza como la mayoría de las personas que viven en tierras áridas y muy calientes».
Ya el hermano Glenn Sudano, sacerdote y cofundador de los frailes franciscanos de la Renovación, la vestidura recuerda la identidad de un fraile capuchino y los votos de pobreza, castidad y obediencia, representados por los tres nudos del cinturón que une sus túnicas grises.
«Nos vestimos así todos los días. Si me encuentras en el metro, en un avión o en casa, siempre me verás así. La reacción al hábito es positiva aunque algunos jóvenes no sepan quiénes somos. Viajamos de a pocos, y las personas nos respetan. Llevamos nuestro hábito con una sonrisa», explica.
La hermana Clare Matthias, superiora general de las Hermanas Franciscanas de la Renovación, recuerda que el hábito hace que las religiosas sean fácilmente identificables, y, por tanto, «dice a las personas que estamos aquí para ayudarlas». La religiosa cuenta además que las personas comparten con ellas sus vidas y piden oraciones, además de eso «en Nueva York ahora somos parte del panorama social pero cuando salimos de la ciudad, las personas se sorprenden al vernos con el hábito. Una sorpresa que de a poco se convierte en curiosidad y, por tanto, una razón para dar testimonio de la propia Fe». (EPC)
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