Skopje – Macedonia (Miércoles, 08-05-2019, Gaudium Press) En la primera Misa celebrada por un Pontífice en Macedonia, Francisco hizo su homilía basándose en el Evangelio de Juan 6, 35, más específicamente en el versículo: «Quien viene a Mí no tendrá más hambre y quien cree en Mí jamás tendrá sed».
La celebración la presidió en una plaza, en la capital Skopje.
Prisioneros de la virtualidad
Dijo el Papa Francisco: «El Señor vino para dar vida al mundo y siempre lo hace de una manera que consigue desafiar la mezquindad de nuestros cálculos, la mediocridad de nuestras expectativas y la superficialidad de nuestros intelectualismos».
Según dijo Francisco, la multitud reunida alrededor de Jesús descubrió que el hambre de pan tenía también otros nombres: hambre de Dios, hambre de fraternidad, hambre de encuentro y de fiesta compartida.
Para el Pontífice, al contrario, «nos habituamos a comer el pan duro de la desinformación, y acabamos prisioneros del descrédito, de los rótulos y la infamia; juzgamos que el conformismo saciaría nuestra sed, y acabamos por llenarnos de indiferencia e insensibilidad; nos alimentamos con sueños de esplendor y grandeza, y acabamos por comer distracción, cierre y soledad; nos empanturramos de conexiones, y perdimos el gusto de la fraternidad. Prisioneros de la virtualidad, perdimos el gusto y el sabor de la realidad».
¿Cuál es nuestra hambre?
Debemos decir con fuerza y sin miedo: tenemos hambre, Señor, afirmó el Papa:
«Hambre de pan, hambre de fraternidad, hambre de Dios.»
De acuerdo con el Papa, debemos salir de nuestras soledades, de la indiferencia y abrirnos a la ternura y la conersión.
Según Francisco, la Madre Teresa de Calcuta, que nació en Skopje, conocía bien esta hambre, al punto de fundar su vida sobre dos pilares: ¡Jesús encarnado en la Eucaristía y Jesús encarnado en los pobres!
El «amor de Dios y amor del prójimo se funden en un todo: en el más pequeñito, encontramos el propio Jesús y, en Jesús, encontramos a Dios», dijo el Pontífice citando la Encíclica «Deus caritas est» de Benedicto XVI.
«Alentémonos unos a otros a levantarnos de pie y experimentar la abundancia de su amor; dejemos que Él sacie nuestra hambre y sed en el sacramento del altar y en el sacramento del hermano», señaló el Francisco para concluir. (JSG)
De la Redacción Gaudium Press, con informaciones Vatican News.
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