Denver (Viernes, 10-05-2019, Gaudium Press) un joven de tan sólo 18 años sacrificó su vida para frustrar un tiroteo en una escuela de Denver, Estados Unidos. Su nombre era Kendrick Castillo, y se caracterizaba por su compromiso católico, su voluntad de hacerse Caballero de Colón y una sincera voluntad de ayudar a los demás, hasta las últimas consecuencias.
Kendrick Castillo. Foto: María Castillo. |
«No me sorprende», afirmó entre lágrimas a los medios de comunicación el padre de la víctima, John Castillo. «A él le importaban tanto las personas que haría algo como esto, incluso cuando esto va en contra de mi propio criterio. Desearía que se hubiera ido y escondido, pero ese no era su carácter. Su carácter era de proteger a la gente, de ayudar a la gente».
El día del ataque, sólo tres días antes de la gradación de la preparatoria, dos alumnos armados ingresaron en el Highlands Ranch STEM de Denver y abrieron fuego contra los estudiantes en dos salones diferentes. La mayoría de los alumnos comenzaron a huir, pero Kendrick se abalanzó contra uno de los atacantes y lo presionó contra un muro, neutralizándolo hasta que éste consiguió dispararle. Dos estudiantes siguieron el ejemplo de Castillo y lograron desarmar al criminal, mientras que los demás pudieron emplear el tiempo ganado para ponerse a salvo. El otro atacante fue detenido por un guardia de seguridad.
«Kendrick salió como un héroe. Él estaba a pocos centímetros de distancia del joven armado y en lugar para alejarse del agresor corrió hacia él para detenerlo», comentó Brendan Bialy, aspirante a la Marina de Estados Unidos y uno de los jóvenes que logró desarmar al atacante. «Amo a ese niño. Murió como un soldado. Él obtuvo su entrada al Valhala y sé que estará conmigo por el resto de mi vida».
Pero Castillo no buscaba precisamente ingresar al Valhala de la mitología nórdica, sino que trabajaba para ganar el Cielo. Es recordado por su buen humor, por ser un joven trabajador, pero sobre todo por su compromiso en la Iglesia. En las Eucaristías servía como acomodador junto a su padre y servía desayunos con los Caballeros de Colón, portando un delantal azul con el logo de esta organización católica. Aunque afirmaba no tener vocación al sacerdocio, admiraba a los sacerdotes de quienes pensaba que tenían un estilo de vida simplemente hermoso.
«Si alguien podría ejemplificar un ministerio de hospitalidad, ése era Kendrick», opinó por su parte el Diácono Chuck Parker, de la Parroquia de Notre Dame a National Catholic Register. «Incluso a una edad tan joven, él era siempre muy amable y compasivo, se involucraba mucho con las personas. A la gente le gustaba venir y ser recibido por Kendrick».
El Diácono explicó que, como los feligreses locales, se lamentó mucho al enterarse de que el joven fue la única víctima fatal del ataque. «Estaba pensando sobre el Evangelio de San Juan donde dice que no hay mayor amor que quien entrega su vida por alguno de sus amigos», expresó. «Y ese fue Kendrick».
Con información de Aleteia y National Catholic Register.
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