Ciudad del Vaticano (Martes, 21-05-2019, Gaudium Press) Durante la reflexión que hizo antes de la recitación del Regina Coeli, el domingo, en el Vaticano, fue el Evangelio de San Juan propuesto por la liturgia para el V Domingo de Pascua el que inspiró las reflexiones del Papa delante de millares de fieles reunidos en la Plaza San Pedro:
Francisco comenzó explicando que el Evangelio del día nos lleva al Cenáculo «para hacernos escuchar algunas de las palabras que Jesús dirigió a los discípulos en el «discurso de despedida», antes de su Pasión.
Después de haber lavado los pies de los Doce, dice a ellos: ‘Yo os doy un nuevo mandamiento: amaos unos a otros. Como yo os amé, así también vosotros debéis amaros unos a otros’.
¿Cuál es la novedad?
Para el Papa, «Como yo los amé» es la novedad del mandamiento del amor. Y él da precisión a su afirmación: «Como yo los amé»: un amor «universal, incondicional y sin límites, que encuentra su ápice en la Cruz». Esta es la novedad en el mandamiento del amor, que Jesús confía a los discípulos antes de partir de este mundo.
Para Francisco, «El amor que se manifestó en la Cruz de Cristo y que Él nos llama a vivir es la única fuerza que transforma nuestro corazón de piedra en un corazón de carne; que nos hace capaces de amar a nuestros enemigos y perdonar a aquellos que nos ofendieron (…). El amor de Jesús en nosotros crea puentes, enseña nuevos caminos, desencadena el dinamismo de la fraternidad».
Por qué nuevo
Francisco pregunta: «¿En qué sentido Jesús llama ese mandamiento ‘nuevo’?» y él mismo responde recordando que «ya en el Antiguo Testamento Dios había ordenado a los miembros de su pueblo para amar al prójimo como a sí mismo» y que el propio Jesús decía a quien le preguntaba sobre cuál era el mayor mandamiento de la Ley que «el primero es amar a Dios con todo el corazón y el segundo amar al prójimo como a sí mismo». Entonces, cuál es la novedad, ¿por qué lo llama de «nuevo mandamiento»?:
«El antiguo mandamiento del amor se hizo nuevo, porque fue completado con este agregado: ‘como yo los amé’, ‘amaos como yo los amé’. La novedad está toda en el amor de Jesucristo, aquel con el cual él dio la vida por nosotros. Se trata del amor de Dios, universal, incondicional y sin límites, que encuentra su ápice en la Cruz. En aquel momento de extremo descenso, en aquel momento de abandono al Padre, el Hijo de Dios mostró y dio al mundo la plenitud del amor».
Pasión de Cristo: enseñanza del amor total
El Papa dijo que «los discípulos comprendieron el significado de aquellas palabras: «Como yo los amé, así también vosotros debéis amaros unos a otros», al meditar en la Pasión y en la agonía de Cristo.
Jesús nos amó primero y nos amó a pesar de nuestras fragilidades, nuestras limitaciones y nuestras debilidades humanas:
«Fue Él quien nos hizo dignos de su amor que no conoce límites y nunca acaba. Al darnos el nuevo mandamiento, él nos pide que nos amemos mutuamente no solamente y no tanto con nuestro amor, sino con el suyo, que el Espíritu Santo infunde en nuestros corazones si lo invocamos con fe. De este modo – y solamente así – podemos amarnos mutuamente no solamente como amamos a nosotros mismos, sino como Él nos amó, eso es, inmensamente más».
Del amor de Cristo en la Cruz brota una fuerza transformadora
El amor de Dios por nosotros – afirmó el Papa – es mucho mayor que el amor que nosotros tenemos por nosotros mismos. Y teniendo consciencia de esto, «podemos esparcir por todas partes la semilla del amor que renueva las relaciones entre las personas y abre horizontes de esperanza».
«Jesús siempre abre horizontes de esperanza, su amor abre horizontes de esperanza»
Que la Virgen María nos ayude con su materna intercesión a recibir de su Hijo Jesús el don de su mandamiento y del Espíritu Santo la fuerza para practicarlo en la vida cotidiana, pidió Francisco al encerrar sus palabras. (JSG)
De la Redacción Gaudium Press, con informaciones Vatican News.
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