Ciudad del Vaticano (Jueves, 23-05-2019, Gaudium Press) El Papa Francisco concluyó ayer, 22/05, el ciclo de catequesis que venía siendo desarrollada durante las Audiencias Generales de los Miércoles, cuando el Pontífice trataba de la oración del Padre Nuestro.
Veinte mil peregrinos asistieron desde una Plaza San Pedro soleada la afirmación de Francisco de que «la oración cristiana nace de la audacia de poder llamar a Dios ‘Padre’…»
Con la reflexión que cierra sus comentarios sobre el Padre Nuestro, el Papa dijo que oración católica es «un acto de intimidad filial, fruto de la gracia de Jesús que nos introduce a la familiaridad con Dios».
Él comentó que en diversos pasajes del Nuevo Testamento podemos ver como Jesús, con su ejemplo y palabras, nos enseña el sentido de la oración del Padre Nuestro.
Y ejemplificó con el hecho de los discípulos, viendo a Jesús pasar largos momentos en oración, pidieron a Él que les enseñase a rezar.
También en el Getsemaní, cuando Jesús invocó a Dios llamándolo de Abbá. Con esto, Jesús demostraba confianza en un momento de angustia:
En medio a las tinieblas, Jesús invoca a Dios con el nombre de «Abbà», con confianza filial y aunque sienta miedo y angustia, pide que sea hecha su voluntad.
Rezar siempre, con disposición de perdonar
Francisco afirmó que, cuando Jesús habla de la necesidad de rezar de modo insistente, recuerda a los hermanos la disposición de perdonar las ofensas recibidas:
Jesús -afirma Francisco- nos enseña que el cristiano puede rezar en cualquier situación, sea con expresiones tomadas de la Biblia, como los salmos, sea con expresiones que brotaron de los corazones de tantos hombres y mujeres que se sabían amados por el Padre.
Espíritu Santo
Para el Papa, el Espíritu Santo sopla en el corazón del discípulo y nos torna capaces de rezar como hijos de Dios. Es Él que nos enseña a rezar:
«Este es el misterio de la oración cristiana: por la gracia, somos atraídos al diálogo de amor de la Santísima Trinidad».
Así rezaba Jesús, y a veces usó expresiones muy distantes del texto del Padre Nuestro, como en la cruz: ‘Dios mío por qué me abandonaste’.
La explicación de esa actitud, dijo el Papa, es que en aquel grito de angustia, está el núcleo de la relación con el Padre, el fulcro de la fe y la oración. Y es por eso que el cristiano puede rezar en cualquier situación.
Conclusión
Francisco concluyó pidiendo que nunca dejemos de recordar en la oración al Padre nuestros hermanos y hermanas en la humanidad, para que ninguno de ellos, especialmente los pobres, quede sin consuelo. (JSG)
(De la Redacción de Gaudium Press, con informaciones de Vatican News)
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