viernes, 22 de noviembre de 2024
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Padre La Barrera: "No podemos hacer de nuestra vida lo que queremos. Dios tiene un proyecto para nosotros"

Medellín (Lunes, 24-06-2019, Gaudium Press) Tras la inauguración del seminario «La Bioética en el Marco de las Discusiones de la Asamblea General de la OEA», realizado por la Pontificia Universidad Bolivariana, la Fundación Cultura de la Vida Humana y Human Life International en Medellín el 24 y 25 de junio, tomó la palabra para la primera palestra el P. Ronald La Barrera, director del Centro Bíblico Teológico Pastoral del Consejo Episcopal Latinoamericano – CELAM, quien abordó el tema «Los derechos humanos a la luz de Fides et Ratio«, la encíclica de Juan Pablo II que concilia la Fe y la Razón, «las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad».

Inició el presbítero profundizando en la razón humana.

Los derechos del ser humano parten de su dignidad que es principalmente la de ser imagen y semejanza de Dios, recordó el P. La Barrera. Esta dignidad de imagen y semejanza, implica también una «capacidad trascendente de su persona».

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Esta imagen y semejanza de Dios se traducen en tres capacidades del espíritu humano: «Inteligencia, libertad y voluntad». Esa dignidad del ser humano es «innata», no se tiene que regalárnosla, «quien nos hizo dignos fue Dios», afirmó el presbítero. Esa dignidad no fue concedida por una institución, no fueron ni «unas leyes ni un congreso» los que la concedieron, fue Dios.

Recordó el sacerdote que esta dignidad hace al hombre sujeto de derechos, a diferencia de los animales que no tienen derechos pues ellos «no son imagen y semejanza de Dios». Por el contrario las personas sí tienen «libertad, inteligencia y voluntad». Esto no comporta que no se pueda legislar sobre los animales, como se legisla sobre el agua, pero «¿el agua tiene derechos?». «Toda la creación es buena y está para el bienestar de la persona. Por eso los cuidamos [a los animales], por eso no los maltratamos; pero tampoco vamos a ‘humanizar’ a los animales. Hay que humanizar a las personas, no a los animales. Cuanta gente, en estos grupos animalistas que defienden la vida de los animales, pero están a favor del aborto. Y uno se pregunta, ‘¿y cómo es posible?'», expresó el P. La Barrrera.

«Dios nos ha creado a su imagen y semejanza; para que nosotros cuidemos de la Creación y para que nosotros hagamos de la Creación una alabanza a Dios, y por eso debemos cuidarla, por eso no hay que maltratar a los animales, por eso los animales nos sirven, para guía, para alimento, para vestido. Pero no tienen derechos; los cuidamos y los protegemos porque son creación de Dios para nuestro bienestar».

Fides et Ratio retoma las preguntas fundamentales del ser humano: «¿Quién soy? ¿De dónde vengo y adónde voy? Preguntas existenciales. (…) ¿Por qué y para qué estoy en este mundo? Podríamos responder que ‘soy criatura de Dios’, que ‘he salido de las manos de Dios’ y que ‘a Dios regreso’. Y que no soy dueño de la vida sino que soy administrador de la vida, porque un día tendré que dar cuentas; yo no puedo hacer de mi vida lo que yo quiera. Y a veces decimos: ‘qué te importa, no te metas, es mi vida y yo hago de mi vida lo que yo quiero’. No. No podemos hacer de nuestra vida lo que queremos, porque Dios tiene un proyecto de vida para nosotros. Y entonces la vida es sagrada, la vida es un don de Dios. Y por eso tengo derecho a la vida, desde el momento de la concepción hasta la muerte natural. (…) Y nadie me puede quitar ese derecho».

«Dios ha puesto en el corazón del hombre ese deseo de conocer la verdad y en definitiva de conocerlo a Él. Dice Jesucristo: ‘Yo soy el camino, la verdad y la vida’. Y conociendo y amando a Dios puedo alcanzar la plena verdad sobre mí mismo. Por eso nosotros tenemos en nuestra conciencia ese deseo de conocer la verdad. Tengo el derecho a vivir conforme a esa verdad, y esto me lleva a mí a buscar tener una conciencia recta, y que yo pueda vivir según mi conciencia. Tengo que hacer caso a lo que dice mi conciencia (…) nadie me puede obligar a actuar contra de mi conciencia». El sacerdote peruano lamentó la gran cantidad de personas, incluso fieles católicos que actúan «en contra de nuestra conciencia», particularmente en temas de vida humana y familia.

La fe

3.jpgAl tratar de la fe, dijo el P. La Barrera que esta «se funda en el testimonio de Dios. [Ella] Me orienta en mi vida espiritual. Y entonces, cuento con la ayuda sobrenatural de la gracia. El derecho a la creencia religiosa nadie puede quitármelo». Es un derecho a una práctica de la religión que «vaya en una recta conciencia (…) viviendo en la verdad». Es un derecho también «a vivir de la gracia de Dios». Es un atentado a nuestros derechos el que se impida la presencia de «los objetos religiosos de los cuáles alimentamos nuestra fe. (…) Que ya no podemos tener en nuestras escuelas un Cristo, un cuadro de la Virgen. En los hospitales ya no se puede tener una capilla… entonces nosotros tenemos que luchar porque se respeten nuestros derechos». «Para realizarnos como personas necesitamos también que se nos respete nuestra fe», enfatizó el sacerdote.

«La filosofía y las ciencias tienen su puesto», de acuerdo a Fides et Ratio, «en el orden de la razón natural. Tenemos derecho a recibir una educación. Tenemos derecho a ser formados en valores humanos y cristianos». Entretanto, los primeros responsables de esta educación son los padres. «Por eso es que cuando se hablaba de toda esta ideología de género, en la enseñanza, en la escuela, han salido los padres a marchar [diciendo] ‘no te metas con mis hijos’. Porque los responsables de la formación son los padres». La escuela, el Estado, e incluso la propia Iglesia, son ayuda a los padres, a la familia, en esta labor.

Por ello es fundamental «fortalecer la familia para que viva en valores humanos y cristianos, y que pueda formar a los hijos. Lamentablemente estamos viviendo una desintegración en las familias». Pero siempre, para el re-erguimiento de la sociedad, está «la verdad expresada en la Revelación de Cristo», que «no puede encerrarse en un restringido ámbito territorial y comunidad, sino que se abre a todo hombre y mujer que quiera acogerla como palabra definitiva, válida para dar sentido a la existencia», concluyó el sacerdote, que también se explayó sobre la concepción cristiana del trabajo, la felicidad y otros conceptos. (SCM)

 

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