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Bragança – Portugal (Lunes, 24-06-2019, Gaudium Press) El inicio de las obras de la Casa de Acogida del Monasterio Trapense, en Palaçoulo, deberá ser un día de fiesta para la Diócesis de Bragança-Miranda.
Mons. José Cordeiro, Obispo Diocesano, ve el hecho como siendo el surgimiento de un polo de desarrollo espiritual en la Diócesis de Bragança-Miranda.
Palaçoulo vive una fiesta hoy lunes con la bendición e inicio de las obras del monasterio trapense.
«En esta vieja Europa, sobre todo en un interior tan profundo como es el nordeste transmontano, la Diócesis de Bragança-Miranda, es un nuevo desafío, pero es también esta señal luminosa de esperanza», afirma Mons. José Cordeiro, en entrevista.
Ceremonia
La ceremonia en Palaçoulo, Miranda do Douro, comienza a las 15:00 horas con la celebración Eucarística en la iglesia matriz de la Parroquia de San Miguel; a las 16:00 horas ocurre la bendición al comienzo de la obra de la Casa de Acogida del Monasterio Trapense de Santa María, Madre de la Iglesia, comunidad de monjas trapenses, de la Orden Cisterciense de la Estricta Observancia, ligada al Monasterio de Vitorchiano, en Italia.
Mons. José Cordeiro habla de los trapenses
«A lo largo de la historia de la Iglesia, todos los monasterios fueron factores de desarrollo integral, cultural, espiritual», dice Mons. Cordeiro.
El obispo de Bragança-Miranda habla en un «sueño de Dios», cuyo anuncio oficial ocurrió en octubre de 2017, después de varios contactos, en la única diócesis de la Península Ibérica que tiene como patrono a San Benito, continuando así la tradición benedictina en el territorio transmontano.
Vida Interior y Centralidad
«Esta centralidad de lo Interior también viene por aquí, no solo de lo Interior, sino de la interioridad. Porque es esta mirada contemplativa, a partir de Palaçoulo, como este oasis de paz, de luz, en esa gran corriente de la Regla de San Benito, no apenas para la Diócesis de Bragança-Miranda, sino para toda la Iglesia presente en Portugal y el resto del mundo», apunta el entrevistado.
El obispo de Bragança-Miranda destaca la importancia religiosa, cultural y hasta económica de esta iniciativa, esperando que la presencia de las monjas contribuya para un previsible aumento de visitantes, atraídos por la espiritualidad trapense, centrada en la oración y el trabajo de las religiosas.
Vida de las Monjas
«Las hermanas ya tienen algunas indicaciones, sea en la producción de miel, de compotas, hasta de la ‘pasta’ italiana.
El propio trabajo da sustentabilidad a la comunidad y también a la propia casa de acogida, que es esta primera fase», indica. 25 familias dieron apoyo a este proyecto, que tendrá capacidad para acoger cerca de 40 personas.
«La parroquia de San Miguel ya tenía un terreno, ellas precisaban de, alrededor de 20 hectáreas; después, el párroco y la parroquia se movilizaron, las personas también, y ahí ocurrió el gran milagro de intercambio, de permutas, de ventas y se consiguió cerca de 30 hectáreas, como está hoy», recuerda Mons. José Cordeiro.
Las monjas y la Obra
Las primeras 10 monjas viven en Italia, ya con la organización interna de una comunidad monástica.
La obra será enteramente soportada por fondos propios de la Orden Cisterciense de la Estricta Observancia, que cuenta ya con centenas de monasterios en todo el mundo.
La Orden Cirterciense de la Estricta Observancia, también conocida como Trapense debido a que su origen está en la región francesa de La Trappe, es una orden religiosa católica contemplativa compuesta por monasterios de monjes y monasterios de monjas.
Esta congregación forma parte de la familia Cisterciense fundada en 1098, y vive de acuerdo con la regla de S. Benito, formando así parte también de la familia benedictina. (JSG)
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