Ciudad del Vaticano (Martes, 25-06-2019, Gaudium Press) El Papa Francisco celebró la Santa Misa de la Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo a las 18:00 horas del domingo, 23/06, en el atrio de la Iglesia de Santa María Consoladora, en el barrio de Casal Bertone, zona este de Roma.
Después de la Celebración Eucarística, se realizó la procesión con la presencia del Santísimo Sacramento por las calles del barrio. La procesión fue dirigida por el Papa que, al final, concedió la bendición eucarística a los presentes.
«Decir y dar»: ‘como Jesús, transformar la palabra en don’
En su homilía Francisco trató de las lecturas y buscó destacar particularmente dos verbos en ellas contenidos: decir y dar.
Francisco los considera simples y esenciales para la vida de cada día.
Decir: Palabras de bien generan una historia de bien
Sobre el decir, Francisco recordó el relato del Génesis, cuando Melquisedec dice: «Bendecido sea Abraham por el Dios Altísimo, y bendito sea el Dios Altísimo». Aquel ‘decir’ de Melquisedec es bendecir.
«Todo parte de la bendición: las palabras de bien generan una historia de bien.
¿Por qué hace bien bendecir?
Porque es transformar la palabra en don. Cuando se bendice, no se hace una cosa para sí mismo, sino para los otros.
Bendecir no es decir palabras bonitas, ni usar palabras de circunstancia; sino es decir bien, decir con amor».
No tener miedo de bendecir
El Pontífice recordó a los presentes cómo es importante para fieles y pastores recibir palabras que nos hacen bien; cómo es importante una señal de la cruz en la frente.
Y resaltó que ‘la Eucaristía es una escuela de bendición’ y aconsejó a los sacerdotes a no tener miedo de bendecir, e hizo un apelo:
«Es triste ver hoy cuán fácilmente se maldice, desprecia, insulta.
Atacados por demasiado frenesí, no nos contenemos, desahogando la rabia sobre todo y todos. Muchas veces, infelizmente, es quien grita más y más fuerte, es quien está más irritado que parece tener razón y obtener consensos.
No nos dejemos contagiar por la arrogancia, no nos dejemos invadir por la amargura, nosotros que comemos el Pan que en sí contiene toda la dulzura».
Dar: multiplica compartiendo, alimenta distribuyendo
Al tratar del verbo «dar», el segundo verbo, Francisco citó a Abraham que, bendecido por Melquisedec, «le dio el diezmo de todo»; y Jesús que, después de pronunciar la bendición, daba el pan para ser distribuido, desvendando así su significado más bello: el pan no es apenas producto de consumo, sino recurso para compartir:
«En el mundo, se busca siempre aumentar los lucros, aumentar el volumen de negocios…
¿Sí, pero con qué finalidad? ¿Es el dar o el tener? ¿El compartir o el acumular?
La «economía» del Evangelio multiplica compartiendo, alimenta distribuyendo; no satisface la voracidad de pocos, sino da vida al mundo. El verbo de Jesús no es tener, sino dar».
Eucaristía, el Pan del camino, el Pan de Jesús
Al concluir su homilía, Francisco recordó que tenemos la eucaristía, el pan del camino, el pan de Jesús:
«También en esta tarde, seremos alimentados por su cuerpo entregado. Si lo recibimos con el corazón, este pan irradiará en nosotros la fuerza del amor:
nos sentiremos bendecidos y amados, y tendremos voluntad de bendecir y amar, comenzando de aquí, de nuestra ciudad, de las estradas que vamos a recorrer en esta tarde.
El Señor pasa por nuestras estradas para decir bien de nosotros y para darnos coraje.
A nosotros, nos pide también ser bendición y don», concluyó. (JSG)
(De la Redacción de Gaudium Press, con informaciones de Vatican News)
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