Redacción (Jueves, 27-06-20149, Gaudium Press) Son dos solemnidades que la Iglesia conmemora en fechas muy próximas una de la otra: Sagrado Corazón de Jesús e Inmaculado Corazón de María.
Debe haber algún motivo relevante para que la Iglesia junte solemnidades tan grandes en conmemoraciones tan próximas una de la otra…
Sin tratar propia y específicamente de ese punto, la lectura de la materia que aquí publicamos puede llevar al lector a vislumbrar el por qué la determinación de que esas conmemoraciones litúrgicas sean realizadas una luego después de la otra:
-El pueblo brasileño entiende con facilidad que alguien se consagre al Sagrado Corazón de Jesús. Y eso ha sido hecho con frecuencia en muchos senos familiares.
Con todo, es poco frecuente, sobre todo en medios no católicos, que se comprenda una consagración al Corazón de María.
Podrá hasta haber personas que vean eso como una paradoja. Como pertenecer al mismo tiempo a dos señores, ¿obedecer a dos corazones?
¿Una consagración no contraría a la otra? ¿No serán contradictorias?
Pensar así conduce a la afirmación de que no pueda haber algo de más incoherente:
Un complemento de la consagración que se hace al Sagrado Corazón de Jesús
La consagración al Corazón de María es un complemento que se hace al Corazón de Jesús; no un complemento cualquiera, sino, un complemento precioso y admirable.
El Corazón de María es la morada del Corazón de Jesús. El Evangelio nos narra: María conservaba todas estas palabras, meditándolas en su corazón. (Lc. 2,19)
O sea, en el Corazón de María la Palabra de Dios encontró abrigo.
La unión entre Ellos es tal, que San Juan Eudes afirma que los dos Corazones son en verdad uno solo.
Entonces, nuestra oración debería ser:
¡Sagrado Corazón de Jesús y María! ¡Rogad por nosotros que recurrimos a Vosotros!
María es Medianera de todas las Gracias
Toda la piedad mariana está puesta sobre esta verdad fundamental de que María es la medianera universal de todas las gracias:
Jesús vino al mundo a través de María y es por medio de ella que vamos hasta Él.
El gran San Luis Grignion de Monfort afirma en su «Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen»:
«Si la Devoción a la Santísima Virgen nos alejase de Jesucristo, deberíamos repelerla como una ilusión del demonio. Pero muy al contrario, (…) esta devoción nos es indispensable para encontrar perfectamente a Jesucristo, para amarlo tiernamente y servirlo con fidelidad».
Es fácil pronunciar una consagración
¡Pronunciar un acto de consagración es fácil! Consagrarse sinceramente, enteramente, a fondo, es mucho más difícil.
¡Para conseguir las condiciones necesarias para una perfecta consagración a Nuestro Señor nada más perfecto, más seguro, más útil que consagrarnos a María Santísima!
«Pues esta es la voluntad de Dios, que quiso que recibiésemos todo por María. Si, pues, tenemos alguna esperanza, alguna gracia, algún don saludable, sepamos que nos viene de Ella» (San Bernardo). (JSG)
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