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Penitenciaría Apostólica emite documento que reafirma inviolabilidad del Sigilo de Confesión

Ciudad del Vaticano (Martes, 02-07-2019, Gaudium Press) Un contundente respuesta de la Santa Sede a las leyes y propuestas de ley recientes que amenazan el secreto de Confesión fue emitida por la Penitenciaría Apostólica con la aprobación del Papa Francisco: «El inviolable secreto de la Confesión proviene directamente del derecho divino revelado y está arraigado en la naturaleza misma del Sacramento, hasta el punto de no admitir ninguna excepción en la esfera eclesial, ni mucho menos en la civil», establece la «Nota de la Penitenciaría Apostólica sobre la importancia del foro interno y la inviolabilidad del sello sacramental», publicada el 01 de julio.

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Cualquier acción política o iniciativa legislativa dirigida a ‘forzar’ la inviolabilidad del sigilo sacramental constituiría una ofensa inaceptable contra las libertad de la Iglesia, afirma el documento. Foto: Catholic Link Español.

El Sigilo de Confesión en el siglo de la información

El texto recuerda que el progreso de la sociedad en cualquier campo debe corresponder con el progreso en las dimensiones ética e interior del ser humano, porque si no, representa «una amenaza para el hombre y para el mundo». Esta aclaración es necesaria también para el mundo de la comunicación y la información en tiempos en que se comprende de manera errónea la discreción requerida por el Sacramento de la Penitencia y se vive un afán de revelar todo tipo de información, en particular la que resulta motivo de escándalo. En contradicción a esta tendencia, la defensa del secreto de Confesión se exige incluso «hasta el punto de derramar la sangre», no sólo como un acto de lealtad hacia el penitente sino » mucho más: un testimonio necesario, un ‘martirio'».

«Al invocar el juicio de la opinión pública como último tribunal, la información de todo tipo se da a conocer con demasiada frecuencia, también en relación con las esferas más privadas y confidenciales, que inevitablemente tocan la vida de la Iglesia, inducen, o al menos favorecen, juicios precipitados», lamentó el texto. Esta realidad daña «de manera ilegal e irreparable la buena reputación de los demás, así como el derecho de toda persona a defender su intimidad», y genera un prejuicio contra la Iglesia católica que pretende imponerle la conformación a las leyes humanas como supuesta garantía de rectitud. «Ante todo esto, la Penitenciaría Apostólica consideró oportuno intervenir, con esta Nota , para reafirmar la importancia y promover una mejor comprensión de aquellos conceptos, típicos de la comunicación social y eclesial, que hoy parecen haberse vuelto más ajenos a la opinión pública».

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El inviolable secreto de la Confesión proviene directamente del derecho divino revelado y está arraigado en la naturaleza misma del Sacramento, recuerda la Nota de la Penitenciaría Apostólica. Foto: Patricio Bringas Iturrioz, LC.

Las normas de la Iglesia defienden el Sacramento de la Penitencia

La Nota aclara en particular la doctrina de la Iglesia Católica sobre el «Sigilo Sacramental» (secreto de Confesión), el «fuero interno extra-sacramental y la dirección espiritual» y «los secretos y otros límites inherentes a la comunicación». El documento recuerda las estrictas reglas que protegen la información revelada por los penitentes en el Sacramento de la Penitencia: «Todo sacerdote que escucha confesiones está obligado, bajo penas muy severas, a guardar un secreto absoluto sobre los pecados que sus penitentes le confesaron», afirma el Catecismo de la Iglesia Católica.

La ley canónica prohíbe a los sacerdotes «traicionar al penitente con palabras o de cualquier otra manera» al penitente, e impide que «en modo alguno que el confesor haga uso del conocimiento adquirido de la confesión con carga del penitente, incluso excluyendo cualquier peligro de revelación». La Nota aclara que dicho secreto «se refiere a todo lo que el penitente ha acusado, incluso en el caso de que el confesor no otorgue la absolución: si la confesión es inválida o por alguna razón no se da la absolución, sin embargo el Sigilo debe ser mantenido».

La Penitenciaría Apostólica recordó que el sacerdote que celebra el Sacramento de la Penitencia no actúa en nombre propio, sino en nombre de Dios y, por tanto, lo oído en confesión » no lo escuchó como hombre» y moralmente «podría ‘jurar’, sin perjuicio de su conciencia, ‘no saber’ lo que él sabe solo como ministro de Dios». El grado de discreción es tal, que el sacerdote tiene prohibido recordar los contenidos de la Confesión. El penitente carece de autoridad para liberar al confesor de la obligación del secreto, «porque este deber proviene directamente de Dios».

«La defensa del sigilo sacramental y la santidad de la Confesión nunca pueden constituir alguna forma de connivencia con el mal, al contrario, representan el único antídoto verdadero contra el mal que amenaza al hombre y al mundo entero; son la posibilidad real de rendirse al amor de Dios, de dejarse convertir y transformar por este amor, aprender a corresponder concretamente en la vida de uno», indicó la Nota. «Cualquier acción política o iniciativa legislativa dirigida a ‘forzar’ la inviolabilidad del sigilo sacramental constituiría una ofensa inaceptable contra las libertas Ecclesiae, que no recibe su legitimidad de Estados individuales, sino de Dios; también constituiría una violación de la libertad religiosa, legalmente fundamental para todas las demás libertades, incluida la libertad de conciencia de los ciudadanos individuales, tanto los penitentes como los confesores».

Con información de Sala de Prensa de la Santa Sede.

 

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