Ciudad del Vaticano (Martes, 02-07-2019, Gaudium Press) En una carta enviada a los miembros del Episcopado Alemán, y dada a conocer el día 29 de junio, solemnidad de San Pedro y San Pablo, el Papa Francisco, después de manifestar su aprecio por la Iglesia alemana, la exhorta a no caminar sola y resalta la centralidad del Espíritu Santo en la renovación eclesial.
Al inicio de la Carta Francisco aclara que tiene consciencia de la dramática situación de la Iglesia en el país y ofrece su apoyo a la reflexión sobre ese tema.
El Papa afirma que «Todos tenemos consciencia de vivir no solamente en una época de cambio, sino también un cambio de época que suscita cuestiones nuevas y antiguas, delante de las cuales un debate es justificado y necesario».
Contribución para el camino sinodal y unidad de la Iglesia
La Carta del Pontífice es la contribución del Papa para el camino sinodal decidido por los obispos en su Asamblea plenaria del último mes de marzo.
La inspiración y base para este camino sinodal fue un estudio comisionado por los propios obispos a propósito de varios temas.
La contribución del Papa quiere ser un fundamento espiritual para el debate.
No ofrece soluciones, no prohíbe las discusiones, pero recuerda la centralidad del Espíritu Santo y su visión sobre la cuestión es la de la unidad de la Iglesia:
«Toda vez que una comunidad eclesial buscó salir sola de sus problemas, confiando solamente en las propias fuerzas, métodos e inteligencia, acabó multiplicando y alimentando los males que pretendía superar».
Erosión de la Fe
«Hoy, sin embargo, junto a ustedes, percibo dolorosamente la creciente erosión y la debilitación de la fe con todo que eso comporta no solamente a nivel espiritual, sino también a nivel social y cultural», un declive pluridimensional y «de solución no fácil ni rápida», escribe el Papa.
En la Carta, son repetidamente resaltadas, según varias perspectivas, la centralidad de la fe, de la evangelización y, sobre todo, del Espíritu Santo.
Eso lleva a resonar como una alerta para una falsa reforma, como afirmado en la Evangelii gaudium:
«Eso estimula el surgimiento y la continuación de procesos que nos construyen como pueblo de Dios, envés de buscar resultados inmediatos con consecuencias prematuras y mediáticas».
Por eso mismo, recomienda Francisco que para recorrer el camino sinodal es necesario sobre todo coraje. Pero al mismo tiempo es necesaria atención para que no se caiga en «tentaciones» y trampas a lo largo del recorrido:
«Subyacente a esa tentación se encuentra el creer que la mejor respuesta a los muchos problemas y las carencias existentes consiste en reorganizar las cosas, cambiarlas y ‘recolocarlas juntas’ para ordenar y tornar la vida de la Iglesia más ágil adaptándola a la lógica actual o de un grupo particular».
El Pontífice explica que una realidad eclesial organizada no resuelve nada porque precisa también del «viento del Evangelio», de su frescor.
Dice la carta que es preciso proceder con sabiduría.
Y el Papa vuelve a recordar y retornar su mensaje central: «la conversión pastoral». O sea: la evangelización debe ser el «criterio-guía por excelencia».
Visión sinodal y contradicciones y confusión
El Papa observa en su carta que la centralidad del Espíritu plasma también la modalidad de los debates:
«La visión sinodal no elimina contradicciones o confusión» ni subordina los conflictos a falsas concesiones.
«La evangelización vivida de ese modo no es una táctica de reposicionamiento de la Iglesia en el mundo de hoy», no es un «retoque» que adecua la Iglesia al espíritu de los tiempos haciéndola perder su originalidad y su misión profética.
Según el Papa, la evangelización no significa «un intento de recuperar costumbres y prácticas que tienen sentido en otros contextos culturales».
Francisco, al volver a hablar del tema de la sinodalidad, afirma que es preciso de un «Sensus Ecclesiae» vivo, un sentimiento común por toda la Iglesia, porque el camino emprendido no debe acabar «aislado en las peculiaridades».
Para él, «los desafíos que nos aguardan, las varias cuestiones y preguntas que se nos presentan no pueden ser ignoradas o escondidas, sino deben ser enfrentadas atentos ya sea para no quedar enmarañados en ellas, ya sea para no perderlas de vista, restringiendo nuestros horizontes y la realidad».
El Pontífice así resume su comprensión del camino sinodal: «caminemos juntos a lo largo del recorrido, como un cuerpo apostólico, y oigámonos bajo la guía del Espíritu Santo, aunque no pensemos del mismo modo».
«El Señor nos indica el camino de las Bienaventuranzas», concluye Francisco. (JSG)
(De la Redacción de Gaudium Press, con informaciones de VaticanNews)
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