Chicago (Miércoles, 03-07-2019, Gaudium Press) Melissa Villalobos vive en Chicago, tiene 42 años y 7 hijos, pero en el 2013 tenía solo cuatro, uno de 6, otro de 5, otro de 3 y uno de 1 año. Años antes su esposo había llevado a casa un par de estampitas del Beato Cardenal Newman, y habían colocado una en el cuarto familiar y otra en el cuarto principal.
Ella comenzó a tener cada vez más devoción al Cardenal inglés. Pasaba delante de la foto «y le diría pequeñas oraciones por las necesidades de nuestra familia en ese momento: los niños, mi esposo y yo. Realmente comencé a desarrollar un diálogo muy constante con él», dijo.
Entretanto en el 2013, otra vez encinta, comenzó un sangrado en el primer trimestre del embarazo, debido a un hueco en la placenta. También había un hematoma que era un coágulo en la membrana fetal, dos veces y medio el tamaño del feto. Se le indicó muy poco movimiento.
Pero un día, un miércoles, se levantó de la cama y había un charco de sangre. Su esposo estaba en un viaje de trabajo hacia Atlanta.
No quiso llamar al 911, pues no quería que personas extrañas cuidaran a sus hijos si ella fuese llevada de urgencia al hospital. Y también cometió la imprudencia de subir escaleras. Cuando llegó al baño colapsó, víctima de la «debilidad y la desesperación».
Ahí quiso llamar al 911, pero no tenía su celular a la mano. Sabía que no debía gritar a sus niños, porque esto podía causarle más daño, a ella y a su bebé no nacido. En ese momento, fatídico, clamó al Cardenal Newman.
«Entonces dije: ‘Por favor, Cardenal Newman, detenga el sangrado’. Esas fueron mis palabras exactas. En ese momento, tan pronto como terminé la oración, el sangrado se detuvo».
Se levantó del piso y comprobó que no había más sangrado y dijo: «Gracias, cardenal Newman. Gracias». Entonces, un aroma de las rosas llenó el baño», dijo Villalobos. «El aroma más fuerte de las rosas que he olido», ratifica la mujer.
«Pensé para mí misma en ese momento, ‘¡Oh Dios mío! Mi bebé está bien. Estoy bien. Mis cuatro hijos están bien. Todos estamos bien’. Y dije: ‘Gracias, Cardenal Newman’ «.
Esa tarde, una ecografía confirmó la curación de Melissa Villalobos. El médico le dijo que todo estaba «perfecto» y que sorpresivamente no había más agujeros en la placenta.
«Fui capaz de reanudar mi vida activa como mamá», dijo.
Baby Gemma no fue prematura, nació en diciembre de 2013, y pesó 8 libras y 8 onzas. Su salud era perfecta. Y hoy es ahijada espiritual del Santo Cardenal inglés.
Con información de Catholic News Services
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