Menú 
Washington (Jueves, 04-07-2019, Gaudium Press) El trabajo de preservación del patrimonio cultural y artístico de la Iglesia es una tarea titánica que muchos fieles asocian a las grandes instituciones y fundaciones o directamente al Estado. Sin embargo, el redactor Charles Bradshaw propuso en un artículo para la revista Liturgical Arts Journal una alternativa que puede estar al alcance del creyente: rescatar obras de arte sacro en los mercados de segunda mano.
 |
| Foto: Maltese Antiquarian |
Bradshaw expresó su sorpresa por el notable retorno de las tendencias del pasado y su consiguiente promoción de artículos de época, pero se lamentó que el retorno se haya limitado a un margen muy específico. «Esta tendencia retro parece solo mirar hacia atrás sesenta años y raramente más allá, tratando de inspirar a una nueva generación a través del medio cultural de los años sesenta y setenta», comentó. «Nos encontramos en una época en que las verdaderas antigüedades y el arte han sido tratados con indiferencia».
«Curiosamente, sin embargo, esta tendencia parece revertirse dentro de la Iglesia Católica. Allí, los jóvenes están buscando inspiración, no desde hace sesenta años, sino desde las antiguas tradiciones de la Iglesia», indicó el redactor, quien señaló la paradoja de que justamente las personas mayores parecen haber perdido el interés en esos tesoros. » La tendencia a lo antiguo y lo tradicional está de vuelta y floreciendo». Y en este retorno y florecimiento, los fieles pueden ayudar a través de la colección de obras de arte sacro.
El propio Bradshaw pudo encontrar, mientras residía en Francia el año anterior, una venta de artículos que pertenecían a un monasterio. En la medida de sus posibilidades, consiguió rescatar libros y otros objetos, mientras un mujer en el lugar se sorprendía de que una persona tan joven tuviera interés en los artículos. En otra ocasión, encontró un mercado de antigüedades y en sus diferentes puestos resultó descubriendo ornamentos religiosos mezclados con la ropa común. «Me preguntaba a quién podrían haber pertenecido, solo para encontrar, metida en una manga, una fotografía en blanco y negro de un Obispo con el Papa Juan XXIII», relató Bradshaw. La casa del prelado había sido desocupada recientemente y todos sus bienes puestos a la venta.
«De hecho, las antigüedades religiosas aparecen constantemente en subastas, tiendas de antigüedades, mercados de pulgas y, por supuesto, los cierres de instituciones religiosas», concluyó el autor. «Todos estos objetos son parte de nuestro patrimonio y una que podemos (y debemos) salvar y preservar fácilmente. Invirtamos en nuestro futuro mirando y salvando nuestro pasado».
Con información de Liturgical Arts Journal.
Deje su Comentario