Jerusalén (Viernes, 05-07-2019, Gaudium Press) El 1º de julio la Iglesia celebró la fiesta de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, una conmemoración que se vivió especialmente en la Basílica de Getsemaní, a los pies del Monte de los Olivos en Jerusalén.
La festividad posee una gran simbología en Tierra Santa, sobre todo en Getsemaní, porque fue allí donde Jesús sudó gotas de sangre y oró a su Padre: «¡Padre, si es tu voluntad, aleja de mí este cáliz! Sin embargo que no se haga mi voluntad, sino la tuya».
De ahí que al comenzar la celebración, que estuvo enmarcada por una Eucaristía presidida por el franciscano Fray Francesco Patton, Custodio de Tierra Santa, se esparcieron pétalos de rosas rojas sobre la piedra que, de acuerdo con la tradición, se impregnó con la sangre de Jesús durante la oración en el Huerto de los Olivos, antes de su Pasión.
Símbolo de la fiesta en Getsemaní es esparcir pétalos rojos en el lugar que se impregnó con la Sangre de Jesús durante la oración en el Huerto de los Olivos / Foto: Nadim Asfour – CTS. |
Durante la homilía, Fray Patton subrayó la estrecha relación que existe entre Getsemaní y otros lugares en Jerusalén, que están vinculados con el Cuerpo y la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo. Éstos son el Cenáculo, donde Jesús instituyó el sacramento de la Eucaristía y el Calvario, donde derramó su sangre por la salvación de los hombres.
El Custodio de Tierra Santa también se refirió a su patrono, San Francisco de Asís, quien «menciona muchas veces la sangre de Cristo (…) como queriendo recordarnos que toda la vida de Jesús se entregó por amor».
También dijo: «Al celebrar esta fiesta recordamos todo lo que este día conmemora (…) el misterio de la vida de Jesús, entregada totalmente por amor; el misterio de su humanidad que concuerda con la voluntad del Padre, pero también el misterio de nuestra llamada, gracias a la presencia del Espíritu Santo que nos permite recibir el sacramento y seguir las huellas de Jesús para llegar con Él a hacer de nuestra vida un regalo de amor como Jesús hizo con la suya».
Muchos se acercan a venerar la piedra bajo el altar de la Basílica de Getsemaní / Foto: Nadim Asfour – CTS. |
En entrevista con el Christian Media Center, medio de comunicación de la Custodia de Tierra Santa, Fray Patton igualmente habló sobre el significado de Getsemaní y su relación con la fiesta de la Preciosísima Sangre de Jesucristo: «Venir a este lugar significa hacer como Jesús, ponernos nosotros también en sintonía con la voluntad del Padre y hacernos disponibles a dar la vida. Nosotros no será sobre una cruz, sino en las circunstancias cotidianas».
A lo cual añadió que la fiesta «debe llevarnos a reflexionar sobre cómo Jesús mismo vivió de manera comprometida, bajo forma de sacrificio, su propio amor y su propia fidelidad a la voluntad del padre».
Al final de la Misa, los fieles presentes en la celebración se postraron en oración frente a la piedra situada bajo el altar, recordando la Sangre derramada por Jesucristo. Muchos de ellos tomaron algunos de los pétalos de rosa esparcidos en el lugar en memoria del sacrificio de Jesús.
El Papa Pío IX fue quien instituyó la fiesta universal de la Preciosísima Sangra de Jesucristo para que se conmemorara el primer domingo del mes de julio. Más adelante el Papa Pío X estableció que la celebración de la Sangre de Jesús se realizara cada 1 de julio, y el Papa Juan XIII aprobó las Letanías a la Sangre de Cristo, concediendo indulgencias especiales (Ver: Julio: mes dedicado a la Santísima Sangre de Cristo).
Con información de Custodia de Tierra Santa y Christian Media Center.
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