Beijing (Martes, 16-07-2019, Gaudium Press) EL Partido Comunista Chino continúa su guerra contra la religión en las universidades e instituciones de educación superior, según informó la revista especializada Bitter Winter. Además de la prohibición de manifestaciones de fe en los centros educativos, equipos de inspección visitan las instituciones y estudiantes son reclutados como informantes para identificar a los profesores y estudiantes creyentes, quienes son expulsados o presionados a renunciar.
Notificación de clausura de lugares de culto en Xiamen, China. Foto: Bitter Winter. |
En algunas universidades se aplica incluso un » trabajo de transformación ideológica» a los alumnos y profesores identificados como religiosos. Las investigaciones sobre las creencias personales llegan a incluir la interceptación de llamadas telefónicas, un activo monitoreo de redes sociales o revisión de los dormitorios.
El esfuerzo se complementa con la persecución de las comunidades de creyentes. Según Bitter Winter, el pasado 05 de mayo se cerró un lugar de culto cristiano cerca de una universidad en la ciudad de Xiamen en Fujian. Los miembros que pertenecían a universidades y escuelas fueron citados para advertirles que serían expulsados si volvían a congregarse. Uno de los estudiantes relató a la revista que ha sido repetidamente cuestionado sobre sus creencias religiosas y teme que su fe afecte la posibilidad de graduación y la obtención de un empleo. Varios de los estudiantes dejaron de asistir a servicios religiosos por miedo a las consecuencias.
Otro lugar de culto, esta vez en las inmediaciones de la la Universidad Normal de Fujian, fue cerrado específicamente por estar cerca de un centro educativo a pesar de estar registrado y haber solicitado los permisos oficiales con mucha antigüedad. «El gobierno no permite que los estudiantes universitarios sean religiosos ahora», relató una fuente anónima a Bitter Winter. «Lo que el partido Comunista Chino está haciendo es inconstitucional. Un adulto tiene derecho a sus creencias».
Los creyentes universitarios se han visto forzados a organizar reuniones secretas e implementar estrategias como nunca caminar directamente hacia el punto de reunión, confirmar las identidades de los miembros del grupo antes de abrir la puerta y cancelar los encuentros ante cualquier sospecha de infiltración de estudiantes que actúan como informantes.
Con información de Bitter Winter.
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