Jerusalén (Miércoles, 17-07-2019, Gaudium Press) Con una solemne celebración los Franciscanos custodios de Tierra Santa conmemoraron el pasado lunes 15 de julio la dedicación de la Basílica del Santo Sepulcro en Jerusalén, ocurrida hace 870 años.
La festividad, enmarcada en una Eucaristía, estuvo presidida por Fray Francesco Patton, ofm, Custodio de Tierra Santa, quien durante la homilía destacó el lugar que posee el templo para la Iglesia Católica:
«Este es un lugar donde nuestra alabanza a Dios no debe cesar nunca. Aquí el aleluya, que es el canto de la alegría y alabanza por excelencia, no debería extinguirse nunca».
El franciscano también elevó una acción de gracias a Dios por la misión que ha encomendado a los custodios de los santos lugares:
Los franciscanos llevan 8 siglos como custodios de los Santos Lugares / Foto: Nadim Asfour – CTS. |
«Demos gracias a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo por esta maravillosa vocación y por esta extraordinaria misión que se nos ha encomendado: custodiar este lugar, habitar en este lugar, celebrar en este lugar».
En entrevista con el Christian Media Center, Fray Patton también se refirió al significado de la palabra «custodiar», una labor que realizan los Franciscanos en Tierra Santa desde hace ocho siglos:
«Custodiar quiere decir ser capaces de mantener vivo este lugar, de hacer que continúe siendo el lugar donde se anuncia la resurrección de Jesucristo».
Y es que la conservación de la Basílica del Santo Sepulcro se debe, en gran medida, a la presencia y trabajo que realiza en el lugar los Franciscanos, sobre todo desde el convento que a ella está vinculado.
Sobre ello también se refirió en entrevista Fray Artemio Vítores, ofm: «Es gracias a esta tradición, al amor de los frailes franciscanos por el Santo Sepulcro que esto se conserva. Sin duda este es el corazón del mundo cristiano, es el lugar más importante para los cristianos».
La Basílica del Santo Sepulcro es visitada cada año por millones de personas / Foto: Gustavo Kralj. |
La Basílica de Santo Sepulcro, corazón para los cristianos, fue mandada a construir por el Emperador Constantino, y su Madre Santa Elena, siendo consagrada por primera vez en el año 355. Tras varios siglos y una serie de destrucciones y reconstrucciones, fue finalmente dedicada el 15 de julio de 1149.
El rito litúrgico de la Dedicación comprende la unción del altar y de los muros del edificio. Ella significa que la iglesia es símbolo del único templo verdadero -el Cuerpo de Cristo- formado por los bautizados.
En la Basílica se encuentran los lugares vinculados a la muerte y resurrección de Jesucristo. De ahí que el templo acoja año por año a millones de fieles procedentes de todo el mundo.
Como subrayan desde la web de la Custodia de Tierra Santa, en Jerusalén la Basílica de la Resurrección, «es siempre la Pascua del Señor. La tumba vacía lo atestigua, el Evangelio lo proclama: ‘¡El Señor verdaderamente ha resucitado!'».
Con información de Custodia de Tierra Santa y Christian Media Center.
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