Redacción (Miércoles, 17-07-2019, Gaudium Press) Ayer martes, 16 de julio, la Iglesia celebra a Nuestra Señora del Carmen.
Una señal de su presencia materna y protección es el Escapulario, que Nuestra Señora dio al Carmelita Inglés San Simón Stock.
El hecho ocurrió el día 16 de julio de 1251, después del santo pedir con gran insistencia la protección y amparo de la Santísima Virgen.
La Orden del Carmen pasaba por grandes dificultades, después de tener que dejar Tierra Santa, abandonando el Monte Carmelo, lugar donde vivió San Elías y donde él fundó la Orden.
Entonces, San Simón Stock rezó pidiendo a María alguna muestra de la protección por ella prometida a la Orden Carmelitana de la cual él era el Prior General:
«Flor del Carmelo, viña florida, esplendor del cielo y Virgen fecunda y singular, oh dulce Madre que no conoció hombre alguno; que tu nombre proteja a los carmelitas, Estrella del Mar».
No tardó y Nuestra Señora respondió el clamor presentándose a San Simón Stock guardada por ángeles y entregándole el Escapulario le hizo una promesa:
Quien muere con el escapulario no sufrirá el fuego eterno
La Madre del Cielo prometió que quien porte su escapulario, trayéndolo siempre consigo no irá para el infierno. Ella dijo al santo carmelita inglés:
«Amado hijo recibe este escapulario de tu Orden como símbolo de mi confraternidad y especial señal de gracias para ti y todos los Carmelitas; cualquiera que muera portándolo, no padecerá en el fuego. Él es señal de salvación, defensor en los peligros, promesa de paz y de esta alianza».
Pero esta no fue la única promesa que la Virgen del Carmen hizo. Setenta años después la Virgen hizo otra promesa:
Nuestra Señora librará del Purgatorio a quien porte su Escapulario.
Y ella cumplirá esa promesa el sábado después de la muerte del devoto carmelita.
Sucedió en el año 1322 con el papa Juan XXII. La Virgen del Monte Carmelo apareció a él usando el hábito de Carmen y le reveló la denominada «Indulgencia Sabatina»:
«Yo, Madre de misericordia, libraré del purgatorio y llevaré al Cielo, en el sábado después de su muerte, a los que hubieren portado mi Escapulario».
Así el 3 de marzo de 1322, el Pontífice promulgó la Bula Sabatina, que fue ratificada luego por otros Pontífices. Entre ellos, el Papa Pablo V que el 20 de enero de 1613 declaró:
«En el sábado siguiente a la muerte de los co-frailes carmelitas o como interpreta la Iglesia, cuanto antes, pero especialmente en el sábado, la Virgen del Carmen, con cariño maternal, los libra de la prisión expiatoria y los introduce al Paraíso».
El Escapulario
El Escapulario de Carmen está compuesto de dos pedazos de lana en color marrón que son unidos por dos cintas o cordón.
Este representa el hábito de la Orden del Carmelo. Él es un sacramental y, por eso debe ser bendecido e impuesto por un sacerdote. Tanto la bendición cuanto su imposición son válidas para todos los Escapularios que la persona venga a usar.
Estas son las palabras que dice el sacerdote al imponer el Escapulario de Carmen:
«Recibe este escapulario como una señal de la Virgen María, Reina del Carmelo, para que, con sus méritos, lo uses siempre con dignidad, sea él tu defensa en todas las adversidades y te conduzca a la vida eterna». (JSG)
(De la redacción de Gaudium Press, con información de Cultura Católica)
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