Caracas (Viernes, 19-07-2019, Gaudium Press) En diálogo con un miembro de la fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), el Cardenal Baltasar Porras, administrador apostólico de Caracas y Arzobispo de Mérida, describió los puntos esenciales de la persecución que sufre la Iglesia en el país, por parte del gobierno y de otros.
Cardenal Porras – Foto: Revista Ecclesia |
Indicó el purpurado que la Iglesia en Venezuela no dejó de ser perseguida por su actitud firme ante la crisis, y ejemplificó con las restricciones que existen a los centros educativos católicos: «Parece que se busca poner trabas para que sea la propia Iglesia la que cierre sus colegios», dijo.
Asimismo las parroquias, que son atacadas por el gobierno por medio de «los consejos comunales y grupos progubernamentales llamados ‘colectivos’. Por ejemplo, en Caracas, en las zonas populares, estos ‘colectivos’ están en las puertas de las parroquias y escuchan lo que dice el sacerdote en la homilía, si no les gusta comienzan las amenazas», afirmó.
Durante varios años, también, las presiones fueron sutiles; había «amenazas verbales y acoso a las obras de carácter social como Cáritas».
Por lo demás, la Iglesia es la «única institución que permanece incólume», en sentido diverso a las muchas instituciones que ya han sido destruidas por el régimen de Maduro.
Destacó también el Cardenal Porras que sin la presencia y acción de la Iglesia en Venezuela, la situación sería mucho peor. Realza igualmente el terrible drama de la migración. «Los que nos quedamos sentimos la falta de la compañía y sufrimos porque muchos de los que se fueron no lo están pasando bien. Venezuela se está convirtiendo en un problema geopolítico que afecta a otros países. Hay ya 4 millones de venezolanos fuera del país, un millón y medio en Colombia, 700.000 en Perú, 400.000 en Chile, 500.000 en Florida -se dice que la mitad indocumentados- y otros muchos en otros países de América y Europa. Es tristísimo», manifestó.
Con información de Aica
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